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Friday, April 21, 2006

Francia contra el Contrato de Primer Empleo

Desde la aparición de la propiedad privada, la historia de la humanidad es la del antagonismo entre las clases sociales. Tras la contradicción entre burguesía y proletariado tiene lugar la que se entabla entre capital y trabajo. Cuando esta se agudiza tienen lugar intensas manifestaciones callejeras e incluso revoluciones.

En el actual mundo unipolar, la burguesía armada del neoliberalismo y su sistema imperial ahonda la explotación a escala mundial, pero los trabajadores luchan con uñas y dientes por reconquistar los derechos laborales básicos, perdidos tras el fin de la bipolaridad y la caída del Muro de Berlín.

Desmantelado, durante Reagan, el sueño americano de un “estado de bienestar”, el Estado abandona progresivamente su función compensadora. Las “leyes de flexibilización laboral” que supuestamente introducen técnicas que incrementan la competitividad y el empleo juvenil, en realidad favorecen a los bloques de interés económico promoviendo la desprotección laboral y una mayor desocupación y disminución del poder sindical. Adiós a los históricos derechos adquiridos, como estabilidad laboral, jornada de 8 horas, horas extras, derecho a agremiación y a convenios colectivos, derecho a huelga, a descanso dominical, a vacaciones pagadas, preaviso para despido con expresión de causa e indemnización; todo perdido en nombre de la precarización a la que pomposamente llaman “adaptabilidad a las condiciones de globalización y competencia mundial”.

El paquete flexibilizador comprende:
  1. Flexibilización contractual, que privilegia los tipos de contratos que permiten al empleador contratar y despedir según las necesidades productivas o del mercado.
  2. Flexibilización salarial, que permite al empresariado ligar el sueldo del trabajador a los volúmenes de producción y no a un sueldo fijo.
  3. Flexibilización productiva, que se inserta directamente en las condiciones de producción, institucionalizando la polifuncionalidad del trabajo, según los requerimientos de la producción


Pero en toda Francia, los jóvenes universitarios y obreros protagonizan durante los últimos meses encarnizadas batallas contra esta forma laboral, que impulsada por el primer ministro Villepin, consagra el despido masivo de los trabajadores menores de 26 años, durante los dos primeros años de labores, bajo “el contrato de primer empleo” (CPE).

Millones de participantes salieron a manifestarse contra el CPE el 28 de marzo, venciendo a la reacción francesa, como antaño vencieron las disposiciones de extranjería y al proyecto de Constitución Europea a la que aplastaron con un contundente ¡NO!. Es nuevamente Francia, antaño revolucionaria, donde se reedita un nuevo capítulo de la lucha de clases en una etapa decisiva, sirviendo de inspiración al proletariado revolucionario mundial.

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