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Friday, May 19, 2000

Porqué repudió Marx a Bolívar

Extractado de Wilson García Mérida
Indymedia
Las devastadoras opiniones con que Carlos Marx estigmatiza las pulsiones autoritarias de Simón Bolívar constituyen hoy un problema teórico y político para el movimiento marxista internacional que en Latinoamérica tiende a expresarse como una corriente anti-imperialista bolivariana.
Marx había escrito un ensayo biográfico sobre Simón Bolívar, a pedido de Charles Daña, redactado para el tomo III del “New American Cyclopaedia”, que circuló tres décadas después de la muerte del Libertador. En una carta fechada en Londres el 14 de febrero de 1858, Marx le escribió a Federico Engels : “ hubiera sido pasarse de la raya querer presentar como Napoleón I al canalla más cobarde, brutal y miserable. Bolívar es el verdadero Soulouque ( dictador de Haití que surgió de entre los esclavos para cometer fechorías contra su propia gente ) ".
Marx demuestra que las campañas emprendidas por Bolívar fueron un alarde de mediocridad estratégica financiada por capitalistas ingleses y por la corona británica en pos del vasto mercado americano que se dislocaba del decadente dominio español. Desmitifica el aura de genio militar que lo rodea, exponiéndolo como “el Napoleón de las Retiradas”, en alusión a los recurrentes episodios en que huye en plena batalla abandonando a sus soldados, como en agosto de 1814. Marx le endilga el título de traidor, acusándole de haber participado en la entrega del independentista Francisco Miranda al tirano Monteverde.
Durante la ruptura con España, atenido al omnímodo poder que le habían conferido las sofisticadas armas inglesas, el dinero de la corona británica y los caudales aportados por las élites de “españoles americanos” enfrentados a los “españoles europeos” (sic), el aristócrata Libertador erigió su divina figura sobre los despojos de los luchadores populares indígenas y negros, llegando a incomodarse sin disimulo ante la emergencia de líderes plebeyos a quienes mandó fusilar, según afirma Marx, “bajo las falsas imputaciones de conspirar contra los blancos y contra su vida”.Aníbal Ponce tradujo en 1936 para su revista “Dialéctica” el documento en que Marx estigmatiza las pulsiones autoritarias y bonapartistas de Bolívar confirmadas hasta por los propios historiadores amigos de Bolívar”. Lo criticaba sin tapujos por su origen de clase, por su condición aristócrata, y su talante “pequeño burgués”, disoluto, codicioso y procaz.
Según concepto hegeliano, los procesos revolucionarios librados al golpe de un imperativo positivista, sin la conciencia de una clase hegemónica, capaz de imponer su propia racionalidad en la lucha de clases, devienen en procesos caóticos “que permiten la aparición de personajes mediocres y grotescos representando el papel de héroes”. Marx describe entonces los sucesos históricos protagonizados por Bolívar como una suma de casualidades y de hechos gratuitos o “positivos”, es decir contingentes, por ejemplo, como cuando anota que “las sucesivas derrotas derivadas de la manifiesta incapacidad militar de Bolívar no llegaron al descalabro como resultado de una conjunción de sucesos afortunados. Entre tales hechos fortuitos, aquellos que relacionados con la descomposición irreversible del régimen monárquico y colonial, pero sobre todo aquellos que tienen que ver con la capacidad política y militar que desarrollan los movimientos indígenas autónomos de los Andes —quechuas y aymaras— en la lucha por su propia emancipación, que señoritos como Bolívar capitalizarán en su beneficio particular aprovechando el aparataje logístico y financiero de los aliados británicos.
En el fragmento, Marx devela cómo durante las campañas en el Bajo y el Alto Perú (1823-1824) Bolívar dejó de considerar necesario comandar sus ejércitos delegando a favor de Sucre la conducción militar, restringiéndose a sus actividades triunfales y proclamatorias, como la del Discurso al Congreso Constituyente de Bolivia, en que se autodefine “como el Sol que, firme en su centro, da vida al Universo”, y a las elecciones como “la anarquía que azota a las repúblicas con el lujo de la tiranía y el peligro de gobiernos populares”.