Image hosted by Photobucket.com

Sunday, May 13, 2007

Unidad Progresiva de lo Diverso ante de la Debacle Universal

Por Esteba Vera Cruz
¿Dónde están disponibles los recursos espirituales para salvar la Creación de Dios y el destino de sus creaturas semejantes? ¿Es posible esperar como inevitable la unidad activa de las formas sanas del sentido humanista, religioso y no religioso, para algo más que las ceremonias y las declaraciones oficiales?

Dado que el proyecto humanista –en su origen de fuerte raigambre cristiana, fue levantado en la modernidad como programa de auto-realización- no ha podido hasta el momento –pese a su racionalismo universalizador y su procedimentalismo vacuo- remediar los males que prometió desterrar, sucumbe hoy en medio del agravamiento general de la condición humana, por el inescrupuloso eficientismo tecnocientífico, la caótica desestructuración institucional, y la moralidad egotista que estimula el mercado envileciendo el consumo con la paradoja simultánea del hambre y el hartazgo, el afán y la abulia, resulta comprensible que el viejo sentido religioso ofrezca la vigencia de una promesa de unidad y armonía finalmente perfeccionada en la crucifixión del Cristo, Prototipo de Hombre para el servicio y no para el poder.

Volver, como laicos, a explorar donde muchos consideran ya todo dicho y sistematizado por el Canon eclesial, nos obliga a redescubrir por la intuición la dimensión afectiva y efectiva de una promesa paterna de paz pactada al precio del auto-sacrificio de Jesús, también hombre, pero capaz de mantenerse firme en la línea del más auténtico y consecuente compromiso con el Hombre, para redimirle con el pan de su concurso de lo que nos ata y nos mata. En Él se cumple de modo pleno aquello de que “no hay mejor amigo que el que da la vida por sus amigos y por los que no lo son”. La Vida vivida como la vivió Él es algo más que un bien consagrado para el auto-disfrute, es un Don para algo más que la propia Vida, Vida al Servicio de la Vida, porque “el que guarda su vida para sí mismo la perderá”. El verdadero sentido de la vida es el de un aliento sagrado manifiesto en la presencia de Dios en el otro, o en la conciencia de una Ausencia que nos lleva a Él a través del Otro

Diversas manifestaciones de fe en Dios y en la viabilidad y propósito de su creación, y de confianza en su pequeña, porfiada y pecaminosa creatura, el Hombre, se entremezclan inevitablemente entre sí en el tiempo y en el espacio, y con muy diversas formas de búsqueda espiritual, en el mismo abrumador terreno donde todos y cada quien hacemos frente, todos los días, a la muerte y a la guerra, a la indiferencia y a la soledad, y al hambre y al dolor en todas sus formas. Poner de manifiesto el sentido religioso como capacidad para comunicarnos y para comulgar con los dolientes y con los que no pertenecen a nuestras tradiciones culturales y religiosas -o con los que decidieron un camino paralelo e incluso beligerante dentro de la misma tradición- resulta, en las condiciones del urgente tiempo simultáneo de hoy, un imperativo vital e insoslayable a favor de la dignidad del Hombre y de su destino, puesto que “el que diga que ama al que no conoce, miente si no ama primero al que conoce”.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home