La última Coca Cola del Desierto
Lo que está por venir -sea SEQUÍA/calor o HIELO/congelamiento- lo estudiaban ya los científicos hace 40 años, pero consideraban que los cambios sobrevendrían lentamente, con lo que tendríamos tiempo para encontrar soluciones en los siguientes 50 o 100 años. Grueso error.
En Septiembre 2,002, "Discovery Magazine", anunciaba “Sorpresa del Calentamiento, Una Nueva Edad de Hielo”. En Enero 2004, Sir David King comentó a Blair la inminencia del desastre y la necesidad de informar. Le mandaron a callar, pero Sir King pasó por alto a Blair y reveló, en una importante publicación científica americana, lo que consideraba “un problema más severo que la amenaza del terrorismo”. Se le impuso mordaza y la amenaza de detención si volvia a hablar. En Febrero del 2004, se encargó a uno de los departamentos del Pentágono, dirigido por A. W. Marshall, identificar las amenazas a largo plazo para USA. Pero, ante la gravedad del descubrimiento, Mr. Marshall decidió informar de esto públicamente en la Revista Fortune de Febrero 9, 2004, dejando de lado al Presidente. Explicó cómo el derretimiento de los polos y de los glaciares de todo el mundo, afectarían la Corriente del Golfo, rompiendo la mayoría de los patrones del tiempo acosumbrado para Norteamérica y el Norte y Oeste de Europa.
Bush, el gobierno y las entidades corporativas de los EE.UU. han manifestado que todos los científicos que indican que hay un gran peligro (al menos unos mil setecientos de ellos) están todos o locos o equivocados. Consecuentes con ello, y no obstante producir el 25% de la polución mundial por CO2, se retiraron del Protocolo de Kyoto, que firmaron en 1,997, a dos meses del ascenso de Bush. Luego, una veintena de premios Nóbel, inculparon a esa administración por "socavar consistentemente la comprensión pública del papel que desempeña el calentamiento global. El consejero científico de Bush rehusó dar entrevistas, censurando el tema.
Miremos bien los hechos. Greenpeace anunció que el paquete de hielo de invierno a verano del Polo Norte había retrocedido unas trescientas millas, pero nadie le escuchó. Unos veranos atrás, el Polo Norte se derritió completamente por primera vez en la historia. Los barcos navegaron directamente por encima del Polo Norte. Hace menos de un mes se anunció que Groenlandia estaba a la deriva, y fueron avistados una enorme cantidad de osos , morsas y otros animales polares exhaustos, varados, y/o ahogados en alta mar. A la par se vió fuego consumiendo en Alaska más de un millón de acres de bosques, antes siempre mojados por la lluvia y la nieve.
El Pentágono oculta la verdad de las fotos satelitales del Polo Norte. Sólo para el 2,003, un 45% del Polo Norte se había derretido definitivamente, en 33 años. El ritmo es ahora mayor, pero el Pentágono sigue empecinado en que los polos no se están derritiendo, porque ello les causaría un descalabro social, político y militar mayúsculo más grande que la guerra mentirosa contra Irak, o la que ahora quieren emprender contra Siria, Irán y Corea del Norte con el mismo pretexto.
En Septiembre 2,002, "Discovery Magazine", anunciaba “Sorpresa del Calentamiento, Una Nueva Edad de Hielo”. En Enero 2004, Sir David King comentó a Blair la inminencia del desastre y la necesidad de informar. Le mandaron a callar, pero Sir King pasó por alto a Blair y reveló, en una importante publicación científica americana, lo que consideraba “un problema más severo que la amenaza del terrorismo”. Se le impuso mordaza y la amenaza de detención si volvia a hablar. En Febrero del 2004, se encargó a uno de los departamentos del Pentágono, dirigido por A. W. Marshall, identificar las amenazas a largo plazo para USA. Pero, ante la gravedad del descubrimiento, Mr. Marshall decidió informar de esto públicamente en la Revista Fortune de Febrero 9, 2004, dejando de lado al Presidente. Explicó cómo el derretimiento de los polos y de los glaciares de todo el mundo, afectarían la Corriente del Golfo, rompiendo la mayoría de los patrones del tiempo acosumbrado para Norteamérica y el Norte y Oeste de Europa.
Bush, el gobierno y las entidades corporativas de los EE.UU. han manifestado que todos los científicos que indican que hay un gran peligro (al menos unos mil setecientos de ellos) están todos o locos o equivocados. Consecuentes con ello, y no obstante producir el 25% de la polución mundial por CO2, se retiraron del Protocolo de Kyoto, que firmaron en 1,997, a dos meses del ascenso de Bush. Luego, una veintena de premios Nóbel, inculparon a esa administración por "socavar consistentemente la comprensión pública del papel que desempeña el calentamiento global. El consejero científico de Bush rehusó dar entrevistas, censurando el tema.
Miremos bien los hechos. Greenpeace anunció que el paquete de hielo de invierno a verano del Polo Norte había retrocedido unas trescientas millas, pero nadie le escuchó. Unos veranos atrás, el Polo Norte se derritió completamente por primera vez en la historia. Los barcos navegaron directamente por encima del Polo Norte. Hace menos de un mes se anunció que Groenlandia estaba a la deriva, y fueron avistados una enorme cantidad de osos , morsas y otros animales polares exhaustos, varados, y/o ahogados en alta mar. A la par se vió fuego consumiendo en Alaska más de un millón de acres de bosques, antes siempre mojados por la lluvia y la nieve.
El Pentágono oculta la verdad de las fotos satelitales del Polo Norte. Sólo para el 2,003, un 45% del Polo Norte se había derretido definitivamente, en 33 años. El ritmo es ahora mayor, pero el Pentágono sigue empecinado en que los polos no se están derritiendo, porque ello les causaría un descalabro social, político y militar mayúsculo más grande que la guerra mentirosa contra Irak, o la que ahora quieren emprender contra Siria, Irán y Corea del Norte con el mismo pretexto.
Pero en el Polo Sur la Cornisa de Larsen A ya se ha quebrado, sorprendiendo a muchos científicos. Más tarde ellos minimizaron el hecho diciendo que 'apenas' había estado conectada al Polo Sur por diez mil años. Pero grande fue su sorpresa cuando también la Cornisa de Larsen B, que se encontraba detrás de la cornisa de Larsen A (y que nunca se había derretido), se quebró y fue a dar al océano, liberando miles de millones de metros cúbicos de aguas dulces frías al mar. Estos mismos científicos dijeron que se derretiría en medio año debido a su enorme tamaño, pero nuevamente se equivocaron, pues se derritió en 35 días, elevando los océanos en una pulgada.
Ahora que la Cornisa de Larsen B ya no está para hacer de muro de contención, una increíblemente enorme masa de hielo llamada Ross’s Shelf se halla expuesta y lista a deslizarse al mar. Ross’s Shelf se está resquebrajando definitivamente ahora mismo. Cuando lo haga del todo, se ha estimado que las aguas oceánicas de todo el mundo se elevarían unos veinte pies, es decir unos 6 metros, cambiando el mundo para siempre. Tan interesadamente terca es la actitud de la administración norteamericana que no sólo siguen minimizando la peligrosidad de la relación del CO2 con el negocio de los hidrocarburos, en los que la propia familia Bush tiene ingentes negocios, sino que ahora pretenden responsabilizar a China como agente contaminante mayor, en el evidente propósito de frenar su rutilante crecimiento anual de más de 14%, o imponerles sanciones y medidas de control que ellos mismos no están dispuestos a aplicar.
Pero la cosa es más grave si se sabe que a la Ford -que ya tiene patente para producir en serie los primeros motores a hidrógeno- le ha sido impuesta una limitación que sólo le peremite producir 20 unidades para transporte público por ciudad, a subir progresivamente en los próximos 50 años, como si nos sobrara tiempo. Mientras eso sucede diversas estrategias públicas están obligándola a cerrar diversas plantas y a quebrar estrepitosamente.
Por si fuera poco, y para ver cómo funciona el sistema y cómo cosifica todas las cosas, sacando ventaja incluso de la muerte global, la Coca Cola se ha apresurado a comprar un enorme casquete polar en el sur, para garantizar la inalterabilidad de la producción de su bebida incluso en la coyuntura venidera, como si a alguien le importara eso cuando todas las ciudades costeras del mundo, islas, Holanda, Venecia y otros países quedarían inevitablemente bajo el agua.
Quizás un evento como éste sirva para despertar el apetito mundial por esta bebida elaborada con los últimos copos de nieve que aún quedan, mientras vemos la noticia como se ve un espectáculo que no nos toca o que es un espectáculo montado en los estudios de las grandes cadenas de noticias o de las más grandes corporaciones del cine mundial.
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