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Thursday, September 07, 2006

Sobre nuestra actitud ante la guerra de agresión contra el Líbano

En el actual conflicto libanés, voces oportunistas parecen haber olvidado el ABC del marxismo, confundiendo el apoyo militar a favor de la resistencia armada contra la alianza judío-norteamericana con la subordinación política a Hezbollah. Algunos llegaron incluso a sostener que, “...dada la situación de ‘permanente crisis capitalista’, ...todo período deviene en revolucionario, cualquier movimiento en revolución, y sus direcciones, por ende, independientemente de su carácter de clase, programa, praxis e intención, en auténticos revolucionarios”. La adaptación a toda suerte de direcciones so pretexto de encabezar la resistencia popular contra el enemigo fundamental es claudicacionismo. En Acerca de la Resolución sobre la Guerra, 1937, Trotsky reflexionaba así : “El obrero chino dirá: los ladrones japoneses nos obligan defensivamente a hacer nuestra la guerra que nos imponen. Como la conducción está en malas manos; la controlaremos y nos prepararemos para reemplazarla’. He ahí el único plan de agitación viable”.

Pretenderse revolucionario apoyando con expresiones de incondicionalidad a cualquier dirección de masas por encontrarse presuntamente dentro del “campo popular” es no entender la dialéctica entre las luchas de liberación nacional y la revolución socialista, y entre las clases sociales, sus proyectos históricos, las coyunturas y sus direcciones, en una vergonzosa pérdida de independencia política de clase. Toda guerra de defensa y de liberación nacional está legitimada por oponerse a la intervención y al colonialismo imperialista, pero no por eso son automáticamente revolucionarias. Siempre estaremos por el triunfo militar de los agredidos, pero no daremos a sus direcciones la más mínima concesión política en lo teórico o en lo práctico. So pretexto del apoyo, silenciar la imprescindible crítica a las direcciones al mando es renunciar a los intereses estratégicos de la clase obrera. Sólo los miopes redomados acostumbran pensar que el uso de la crítica intransigente y mordaz es una ruptura de la ‘unidad’ y un ‘hacerle el juego al enemigo’. Reducir todo a una maniquea “opción entre dos campos”, es renunciar a la política revolucionaria.

Es un deber intervenir con más que declaraciones en las condiciones en las que se de la lucha, pero es un imperativo mayor pelear por dotarla de una estrategia revolucionaria, socialista e internacionalista. En el Líbano, estamos a favor de combatir por el triunfo militar de la resistencia, mientras peleamos por la dirección política contra el liquidacionismo y conciliacionismo proimperialista de Hezbollah, partícipe del gobierno burgués-proimperialista de Siniora, incapaz de implementar seriamente la más elemental defensa militar. Pero, pese a que los héroes de la resistencia alimentan su prestigio, éste grupo no garantizan la liberación libanesa. Las acciones terroristas consiguen muy poco militarmente, pero es políticamente donde hacen más daño, pues propician que las poblaciones judías y palestinas viren a la derecha, cortando el curso de la lucha de clases. Así, Israel pensó sustituir a Hamás, pero terminó consolidando a Hezbollah, que perjudica a Abbas, el único que defiende la tesis de la coexistencia de los dos estados, que le favorece. Los últimos incidentes han creado la percepción de que Hezbollah ejerce más liderazgo que Hamás. Los “moderados” israelíes realmente creen en la tesis de los "dos estados", pero el marco imperialista les impone la guerra, en la que Bush reconce vencedora a Hezbollah. Quién entiende este absurdo !

Por eso, mientras el capitalismo exista, los pueblos palestinos y judío están condenados a vivir su continuo baño de sangre. La única fuerza que puede ofrecer alternativa es la clase obrera de ambas naciones, única capaz de construir un partido socialista unificado como antesala a la solución definitiva. Por tanto, la única salida es una solución revolucionaria de la clase obrera. Sólo una lucha de clases victoriosa puede transformar la barbarie en un estado obrero federado dentro de una Federación Socialista de Oriente Medio. Para esto es urgente una verdadera dirección marxista.

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