No todo lo que brilla es oro
El gobernador del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, sugirió a la Unión Europea adoptar reformas estructurales urgentes que permitan la mejora del funcionamiento del mercado de trabajo, el aumento de la competitividad y de la eficiencia, la creación de entornos económicos "amistosos" e “inteligentes” para recuperar la ventaja que desde los años ochenta duplicó EE.UU. capitalizando la caída del Muro de Berlín. En esa línea la reciente Asamblea de Viena sirvió para diseñar tácticas de control sobre las consecuencias del “Efecto Islandia”, que –no bien llegado- ha incinerado las ganancias de todo lo que va del año en las Bolsas de Valores, reeditando los devastadores efectos del Setiembre Negro de 1992, que aún no terminan.
En consecuencias a la subida del petróleo a 75 dólares el barril de crudo, como efecto de la guerra en Afaganistán e Irak, y la inestabilidad económica introducida por la insurrección de los jornaleros del campo en Turquía y el recrudecimiento de focos de tensión en Corea del Norte, Irán y Palestina, se suman la volatilidad de los capitales invertidos en la gestión de riesgos y en el gran negocio inmobiliario. Ello significa que la industria químico-farmacológica y la de tecnologías de guerra son, junto al oro y la intensificación del comercio internacional, las únicas áreas donde el capital mundial puede seguir expandiéndose bajo amenaza, sin embargo, de colapso inminente.
La neomercantil demanda de oro persiste, en última instancia, como alternativa a la crisis petrolera mundial. El creciente precio de éste hace que incluso minas con 0.01 onzas de recuperación por tonelada de material extraído sigan siendo rentables. El paso de la minería del oro con mercurio -de baja eficiencia (40%) e impactos ambientales visibles a corto plazo- a la minería del oro con cianuro -más eficiente (97%) pero incalculablemente más tóxica a largo plazo- empeora la situación con vinculaciones a socias locales incondicionales y a corruptelas gubernamentales evidentes.
Cuestionadas en sus países de origen por sus inevitables descargas de plomo, mercurio, cianuro y otros metales pesados al ambiente, las líderes extractivas transnacionales mudan sus venenosas actividades hacia naciones con menor resistencia administrativa y social, donde bajo el argumento de la crisis económica atraen capitales a cualquier costo, obviando la agresividad estratégica de las corporaciones mineras.
Según datos de la Administración Técnica del Distrito de Riego de Cajamarca, por ejemplo, en Marzo del 2003 el caudal del río Grande era de 636.6 litros por segundo, en tanto que en Agosto del 2004 era de 154.55 litros por segundo. Probado está entonces que la expansión minera en la cabecera de la cuenca tiene una relación inversa a la cantidad y calidad del flujo acuífero. La Defensoría del Pueblo, la Fiscalía de Prevención del Delito, el Gobierno y la Prefectura Regionales, la Dirección Regional de Energía y Minas, Agricultura, INRENA, y la Municipalidad Provincial de Cajamarca, y su Gerencia de Recursos Naturales y Medio Ambiente, no ven, no oyen, “no saben” ni atienden las denuncias que los agricultores, ganaderos y población presentan sin cesar.
A diecisiete compañías norteamericanas, a cuya cabeza se halla la Newmont Mining Corporation, dueña de Yanacocha, con sede en Denver, Reno, Colorado y Nevada, se suman catorce mineras canadienses lideradas por la Barrick Gold Corporation de Toronto y otras de Vancouver y Montreal. Seis empresas sudafricanas encabezadas por la Gold Fields Limited de Johannesburgo, explora aquí en Hualgayoc contra la voluntad popular. Todas extraen oro y contaminan en abierta violación al Convenio 169 de la OIT. Entre estas se encuentra también la peruana Buenaventura.
En consecuencias a la subida del petróleo a 75 dólares el barril de crudo, como efecto de la guerra en Afaganistán e Irak, y la inestabilidad económica introducida por la insurrección de los jornaleros del campo en Turquía y el recrudecimiento de focos de tensión en Corea del Norte, Irán y Palestina, se suman la volatilidad de los capitales invertidos en la gestión de riesgos y en el gran negocio inmobiliario. Ello significa que la industria químico-farmacológica y la de tecnologías de guerra son, junto al oro y la intensificación del comercio internacional, las únicas áreas donde el capital mundial puede seguir expandiéndose bajo amenaza, sin embargo, de colapso inminente.
La neomercantil demanda de oro persiste, en última instancia, como alternativa a la crisis petrolera mundial. El creciente precio de éste hace que incluso minas con 0.01 onzas de recuperación por tonelada de material extraído sigan siendo rentables. El paso de la minería del oro con mercurio -de baja eficiencia (40%) e impactos ambientales visibles a corto plazo- a la minería del oro con cianuro -más eficiente (97%) pero incalculablemente más tóxica a largo plazo- empeora la situación con vinculaciones a socias locales incondicionales y a corruptelas gubernamentales evidentes.
Cuestionadas en sus países de origen por sus inevitables descargas de plomo, mercurio, cianuro y otros metales pesados al ambiente, las líderes extractivas transnacionales mudan sus venenosas actividades hacia naciones con menor resistencia administrativa y social, donde bajo el argumento de la crisis económica atraen capitales a cualquier costo, obviando la agresividad estratégica de las corporaciones mineras.
Según datos de la Administración Técnica del Distrito de Riego de Cajamarca, por ejemplo, en Marzo del 2003 el caudal del río Grande era de 636.6 litros por segundo, en tanto que en Agosto del 2004 era de 154.55 litros por segundo. Probado está entonces que la expansión minera en la cabecera de la cuenca tiene una relación inversa a la cantidad y calidad del flujo acuífero. La Defensoría del Pueblo, la Fiscalía de Prevención del Delito, el Gobierno y la Prefectura Regionales, la Dirección Regional de Energía y Minas, Agricultura, INRENA, y la Municipalidad Provincial de Cajamarca, y su Gerencia de Recursos Naturales y Medio Ambiente, no ven, no oyen, “no saben” ni atienden las denuncias que los agricultores, ganaderos y población presentan sin cesar.
A diecisiete compañías norteamericanas, a cuya cabeza se halla la Newmont Mining Corporation, dueña de Yanacocha, con sede en Denver, Reno, Colorado y Nevada, se suman catorce mineras canadienses lideradas por la Barrick Gold Corporation de Toronto y otras de Vancouver y Montreal. Seis empresas sudafricanas encabezadas por la Gold Fields Limited de Johannesburgo, explora aquí en Hualgayoc contra la voluntad popular. Todas extraen oro y contaminan en abierta violación al Convenio 169 de la OIT. Entre estas se encuentra también la peruana Buenaventura.
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