A la Derecha de Fujimori
César Hildebrandt
¿Se podía estar más a la derecha que Fujimori? Era difícil pero no imposible. Alan García Pérez lo ha logrado. Él ha demostrado que a la derecha de Fujimori no estaba el abismo sino el APRA, refundada, metamorfoseada : el Apra de las grandes ligas, encarnación política de Dionisio Romero; esa que Aldo Mariátegui bendice, que Julio Favre aprueba, y que G. Bush pone como ejemplo. Esa por la que el pobre Zumaeta payasea desde Radio Programas del Perú.
Un Apra que asiste a la renuncia masiva de los dirigentes del Comité Regional de Trujillo (ocho de doce), a la rebelión abierta de Wilbert Bendezú en Lima y al hormigueo insurrecto de por lo menos tres bases importantes de la capital. Y no es que los chúcaros pidan socialismo. Sólo piden que alguien recuerde el 20 por ciento de las promesas electorales con las que el Apra llegó al poder. Piden coherencia con las viejas prédicas, los polvorientos eslóganes, el hayismo sangrante en lo último que quede partido del pueblo.
Porque cuando Haya transó con el Perú oligárquico lo hizo sacándole un pelo al lobo peludo del rivaagüerismo: un cierto consenso sobre el diálogo, la idea germinal del frente de clases aliadas por el interés común del desarrollo, un pacto de esencia entre el capital y el trabajo. Haya nos dejó una socialdemocracia en rebajas. Pero eso García está a la derecha de Beltrán, es la ultra del fujimorismo. Es el dominio de los realistas que combatieron al lado del virrey La Serna.
El señor Carranza presiona para que se venda lo poco que queda del Estado. Carranza es un sirviente de los organismos internacionales, de la banca buitre mundial (la que compra la deuda de Zimbawe a 4 millones de dólares y se la revende al mismo Zimbawe, bajo extorsión, a 40 millones de dólares, y del corporativismo sin cabeza que hace del planeta un gran negocio). A Gaqrcía se lo plantaron. Como le plantaron a la ciudadana emocionalmente chilena Verónica Zavala y a la ciudadana expectaticiamente española Cayetana Aljovín.
Ahora, cuando quieren vender puertos se lo dan a Julio Favre, sí, ese que desprecia la ecología y defendió a Lucchetti, el mismo que, según Indecopi, fue parte de la conspiración pollera que congeló la producción y mató a las mejores gallinas reproductoras para empujar al alza. El mismo que se enfrentó al Tribunal Constitucional cuando éste falló en contra de la Telefónica. El mismo que quiere que la Universidad Católica vaya a manos de Cipriani. El mismo que quiere ver preso al presidente regional de Áncash. El mismo que criticó hasta el agravio a la Comisión de la Verdad. El mismo que llamó "marcha de marxistas" a la convocada por Monseñor Bambarén contra la corrupción. Sí, el mismo señor Favre que le dijo a Efe: "que el terremotp nos ha dado una buena oportunidad para hacer una gran ciudad".
Vuelve el doctor García a hacer lo que le da la gana, sin consulta alguna con regiones, alcaldías o pobladores, y a apostar por un hombre y no por una institución. El Partido de García (de “izquierda” o de derecha) es la irresponsabilidad.
P.D. ¿Valdrá la pena traer a Fujimori a ser juzgado bajo la protección de un gobierno tan afín al suyo? Tengo muchas dudas.
¿Se podía estar más a la derecha que Fujimori? Era difícil pero no imposible. Alan García Pérez lo ha logrado. Él ha demostrado que a la derecha de Fujimori no estaba el abismo sino el APRA, refundada, metamorfoseada : el Apra de las grandes ligas, encarnación política de Dionisio Romero; esa que Aldo Mariátegui bendice, que Julio Favre aprueba, y que G. Bush pone como ejemplo. Esa por la que el pobre Zumaeta payasea desde Radio Programas del Perú.
Un Apra que asiste a la renuncia masiva de los dirigentes del Comité Regional de Trujillo (ocho de doce), a la rebelión abierta de Wilbert Bendezú en Lima y al hormigueo insurrecto de por lo menos tres bases importantes de la capital. Y no es que los chúcaros pidan socialismo. Sólo piden que alguien recuerde el 20 por ciento de las promesas electorales con las que el Apra llegó al poder. Piden coherencia con las viejas prédicas, los polvorientos eslóganes, el hayismo sangrante en lo último que quede partido del pueblo.
Porque cuando Haya transó con el Perú oligárquico lo hizo sacándole un pelo al lobo peludo del rivaagüerismo: un cierto consenso sobre el diálogo, la idea germinal del frente de clases aliadas por el interés común del desarrollo, un pacto de esencia entre el capital y el trabajo. Haya nos dejó una socialdemocracia en rebajas. Pero eso García está a la derecha de Beltrán, es la ultra del fujimorismo. Es el dominio de los realistas que combatieron al lado del virrey La Serna.
El señor Carranza presiona para que se venda lo poco que queda del Estado. Carranza es un sirviente de los organismos internacionales, de la banca buitre mundial (la que compra la deuda de Zimbawe a 4 millones de dólares y se la revende al mismo Zimbawe, bajo extorsión, a 40 millones de dólares, y del corporativismo sin cabeza que hace del planeta un gran negocio). A Gaqrcía se lo plantaron. Como le plantaron a la ciudadana emocionalmente chilena Verónica Zavala y a la ciudadana expectaticiamente española Cayetana Aljovín.
Ahora, cuando quieren vender puertos se lo dan a Julio Favre, sí, ese que desprecia la ecología y defendió a Lucchetti, el mismo que, según Indecopi, fue parte de la conspiración pollera que congeló la producción y mató a las mejores gallinas reproductoras para empujar al alza. El mismo que se enfrentó al Tribunal Constitucional cuando éste falló en contra de la Telefónica. El mismo que quiere que la Universidad Católica vaya a manos de Cipriani. El mismo que quiere ver preso al presidente regional de Áncash. El mismo que criticó hasta el agravio a la Comisión de la Verdad. El mismo que llamó "marcha de marxistas" a la convocada por Monseñor Bambarén contra la corrupción. Sí, el mismo señor Favre que le dijo a Efe: "que el terremotp nos ha dado una buena oportunidad para hacer una gran ciudad".
Vuelve el doctor García a hacer lo que le da la gana, sin consulta alguna con regiones, alcaldías o pobladores, y a apostar por un hombre y no por una institución. El Partido de García (de “izquierda” o de derecha) es la irresponsabilidad.
P.D. ¿Valdrá la pena traer a Fujimori a ser juzgado bajo la protección de un gobierno tan afín al suyo? Tengo muchas dudas.
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