La oposición entre realidad social, esperanza popular y programa proletario
En la contradicción entre el ideal social dominante de una época y la realidad social concreta se expresa el paso de la carencia al deseo, de la esperanza a las objetivaciones de la necesidad histórica, o el de las rutas que van de la enunciación consciente de un programa de negaciones racionalmente realizables a la realización voluntaria y consecuente de una serie de transformaciones prácticamente inevitables.
El individuo que la Ilustración como doctrina levantó fue el propietario, activo, razonable y sensato que se perfecciona para ser individualmente feliz y socialmente útil, como el Wilhelm Meister de Goethe o el que se ordena realizar “la mayor felicidad posible para el mayor número posible de gentes”, de la que habla Jeremías Bentham.
La autonomía de la sociedad pacificada emergida de la relación entre agentes equiparables en el librecambio de prestaciones y retribuciones en que el Estado se diluye, libera -por la revolución técnica y por la educabilidad ilimitada del ser humano- las fuerzas del progreso, pero las perspectivas de una paz perpetua entre naciones y la de una civilización planetaria basada en la colaboración fue quebrada contra la dinámica real del Tercer Estado -o Clase Burguesa- dedicado a hacer de sus necesidades y de sus acciones la premisa y el límite de la economía y del derecho, vueltos contra todos.
El contraste entre la filosofía política de la Ilustración y la miserable realidad de las capas trabajadoras en los campos llanos y en los centros industriales se muestra brutal en el alargamiento de la jornada de trabajo pese al aumento de la productividad por la máquina, y en la reducción extrema de los salarios pese al aumento de las tasas de ganancia y plusvalía, y en la vuelta al pago feudal de salario en especie llamado truck pese a la disminución de éste en la lista de los costos generales de la producción.
Si, según David Ricardo, el salario es el mínimo para sobrevivir, entonces la burguesía miente cuando dice que éste es proporcional al tiempo laborado o al volumen producido, o cuando afirma que es el medio idóneo para que el obrero participe de la riqueza social.
En virtud del contraste entre la promesa y la realidad se adoptan dos actitudes : primera, la del contramovimiento del romanticismo que junto a las condiciones de la desdicha rechaza también las ideas de la Ilustración, como responsables de aquéllas, volviendo más allá de la época industrial-capitalista, incipiente, a las vinculaciones colectivistas de la sociedad económica tradicional; segunda, realizando los ideales de la Ilustración en las nuevas condiciones. Sólo esta actitud representa la de un verdadero movimiento social. La doctrina soñadora debe transformarse en doctrina de las condiciones, leyes y soportes de la realidad.
El Cuarto Estado, el del proletariado, no puede prefigurar “su” propia sociedad dentro del seno del orden existente, por eso sus pensadores lo realizan por la crítica teórica y la práctica transformadora. El movimiento social empezó con representaciones formadas a partir de las condiciones vividas y del orden futuro esperado, pero es sólo con Marx que se llega a la verdadera historia intelectual del movimiento social y la de su fusión con el movimiento internacional de la clase obrera.
El individuo que la Ilustración como doctrina levantó fue el propietario, activo, razonable y sensato que se perfecciona para ser individualmente feliz y socialmente útil, como el Wilhelm Meister de Goethe o el que se ordena realizar “la mayor felicidad posible para el mayor número posible de gentes”, de la que habla Jeremías Bentham.
La autonomía de la sociedad pacificada emergida de la relación entre agentes equiparables en el librecambio de prestaciones y retribuciones en que el Estado se diluye, libera -por la revolución técnica y por la educabilidad ilimitada del ser humano- las fuerzas del progreso, pero las perspectivas de una paz perpetua entre naciones y la de una civilización planetaria basada en la colaboración fue quebrada contra la dinámica real del Tercer Estado -o Clase Burguesa- dedicado a hacer de sus necesidades y de sus acciones la premisa y el límite de la economía y del derecho, vueltos contra todos.
El contraste entre la filosofía política de la Ilustración y la miserable realidad de las capas trabajadoras en los campos llanos y en los centros industriales se muestra brutal en el alargamiento de la jornada de trabajo pese al aumento de la productividad por la máquina, y en la reducción extrema de los salarios pese al aumento de las tasas de ganancia y plusvalía, y en la vuelta al pago feudal de salario en especie llamado truck pese a la disminución de éste en la lista de los costos generales de la producción.
Si, según David Ricardo, el salario es el mínimo para sobrevivir, entonces la burguesía miente cuando dice que éste es proporcional al tiempo laborado o al volumen producido, o cuando afirma que es el medio idóneo para que el obrero participe de la riqueza social.
En virtud del contraste entre la promesa y la realidad se adoptan dos actitudes : primera, la del contramovimiento del romanticismo que junto a las condiciones de la desdicha rechaza también las ideas de la Ilustración, como responsables de aquéllas, volviendo más allá de la época industrial-capitalista, incipiente, a las vinculaciones colectivistas de la sociedad económica tradicional; segunda, realizando los ideales de la Ilustración en las nuevas condiciones. Sólo esta actitud representa la de un verdadero movimiento social. La doctrina soñadora debe transformarse en doctrina de las condiciones, leyes y soportes de la realidad.
El Cuarto Estado, el del proletariado, no puede prefigurar “su” propia sociedad dentro del seno del orden existente, por eso sus pensadores lo realizan por la crítica teórica y la práctica transformadora. El movimiento social empezó con representaciones formadas a partir de las condiciones vividas y del orden futuro esperado, pero es sólo con Marx que se llega a la verdadera historia intelectual del movimiento social y la de su fusión con el movimiento internacional de la clase obrera.