Haya y García

César Hildebrandt
Extractado de “La Primera”

Ayer fue cumpleaños de Víctor Raúl, por tanto, noche de fraternidad. Sin embargo, se dice que Alan traiciona a Haya. ¿A qué Haya se referirán? Si se refieren al anti-imperialista primordial, primo hermano del marxismo, entonces el primero en contrariarle fue el propio Haya en "Treinta años de aprismo".

Sin embargo, aunque Haya ya no era Haya su mito continuaba, mientras un Haya casi cuántico, vecino de la Incertidumbre, se reinventó con el "espacio-tiempo histórico" enterrando sus ideas más bien panchovillescas sobre la revolución.

Ahora bien, esa abjuración del propio pasado tuvo que ver también con el clima de la segunda posguerra mundial, escenario de guerra fría en el que muchos liderazgos venidos del marxismo se fueron a la cepa de la socialdemocracia. Si bien, entonces, era absurdo pedirle a Haya que en 1954 pensara como en 1924, igual de absurdo fue lo que hizo Haya consigo mismo y con el partido al no detenerse en la estación de la socialdemocracia o en el centro del espectro político como referente de su evolución.

Una mañana, para estupefacción de todos, Haya no amaneció modernizado sino en la derecha, en pacto de convivencia con Manuel Prado y en alianza con el dictador ultraderechista Manuel ­Odría, asesino de algunos de los mejores dirigentes populares del Apra, confirmando su depravación política. Haya se paseaba orondo en la casa embrujada "de lo posible", transando con quienes él había descrito como causa de todos los atrasos e injusticias. Haya, que había intentado cortarse las venas en 1956, con la oligarquía pradista por testigo, se suicidó, políticamente hablando en 1963, teniendo por contertulios a Beltrán y Ravines.

Entonces, aclaremos, éste García 2008 : ¿ traiciona o interpreta la evolución de Haya ? No lo traiciona, lo lleva hasta sus últimas consecuencias, despojándolo de la retórica enrevesada con la que Haya difuminó sus transformaciones inverosímiles. García dice de frente que está apegado "al discurso global del desarrollo".

Haya fue, en realidad, desde finales de los 50, el líder indiscutido de la derecha peruana, aunque esos torpes no se lo reconocieran. La tragedia de Haya es que no entendió que entre el desahuciado "cambiarlo todo" y el cínico "no cambiar nada", en ese punto equidistante, estaba precisamente el destino del Apra.

Hoy García está haciendo lo que el parlamentarismo de Prialé, Melgar y Valencia. Hoy, García es el fiel reflejo del patriarca, en los 80 es cuando quiso contrariarlo. García que si Haya volviera lo bendeciría por coordinar como él con los barones del azúcar.

El viaje del Apra ha terminado.