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Monday, March 10, 2008

Paradoja capitalista : ¿ lo que debe sanarte te mata ?

Por Mauricio San Miguel

La disparada del petróleo a 108 dólares se debe en parte al blindaje especulativo de quienes se estoquean de aquello que falta, aprovechando la estabilidad de suministros prometida por la OPEP, y a la caída del dólar como factor inflacionario concomitante a la crisis energética actual.

Pese a que la Banca botaba el dinero para estimular el crecimiento productivo, la apuesta por réditos más rápidos en sectores especulativos de alto riesgo en financieras e inmobiliaria desencadenó el fantasma de la recesión que ahora se corporaliza más claramente como la contracción inexorable del empleo acumulado en los últimos cinco años por la presión sobre los papeles de las industrias manufactureras. Pese a las recientes medidas de la Reserva Federal respecto al recorte de las tasas de interés. Tampoco han respondido mejor los mercados crediticios pues los inversores siguen vendiendo títulos financieros ante el temor de más pérdidas por la crisis del crédito. Ante la continua caída del dólar toda clase de rumores y corridas retardan el relanzamiento de la inversión productiva.

El sinceramiento de los agentes norteamericanos respecto de la caída de las reservas petrolíferas actuales, atenuada por la última decisión de la OPEP de mantener estables los suministros al menos mientras dure lo más duro del invierno ha terminado, paradójicamente, empujando los precios hacia arriba. Especulación y tensión política parecen no ser una buena combinación para evitar que el crudo rodando en tres dígitos desencadene pronósticos alcistas.

Alguien dijo que, entre tanto se produce la próxima sesión ordinaria de la OPEP en septiembre, ayudaría mucho tener un panorama más claro en la elección del nuevo presidente norteamericano para intentar apuntalar los fundamentos económicos de un relanzamiento, que hasta el momento parece más y más sombrío.
Por si fuera poco, en una demostración de que se trata de una depresión profunda, a todo ello se sumó también el nerviosismo del mercado sobre los futuros precios del oro y otros metales que parecen hundirse, arrastrando las acciones de las empresas mineras más grandes a la baja. El sistema se ha vuelto tan inestable que factores enteramente subjetivos desbocados generan preocupaciones que cambian las condiciones económicas extendiéndose al mundo. Ni las acciones de las grandes manufacturas, como las fabricantes de aviones Boeing Co se salvaron de las caídas en el Dow con un retroceso del 2,9 por ciento a 74,38 dólares. Tampoco a General Motors perdieron un 4,9 por ciento a 20,89 dólares, después de que una analista de Lehman Brothers dijo que las grandes automotrices corren el riesgo de ser presionadas tanto por un retroceso de las ventas como por los crecientes precios de las materias primas.
También las negociaciones comerciales internacionales entran en un período crítico pese a los esfuerzos dedicados a un nuevo acuerdo para fines de año. Sin un pacto que impulse el intercambio y el crecimiento mundial la crisis financiera e industrial alcanzará en lo comercial al mundo entero cerrándose el círculo económico contra los pobres, obligados a rebajar más y más sus barreras arancelarias para ser apetecibles como mercados de colocaciones subsidiadas por los países ricos. La agricultura y la industrialización de sus productos decidirán, en última instancia, la intensidad del efecto entre los más pobres.

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