Uribe acepta y justifica su culpa pasada, pero calla lo de Ríos

Por Mauricio San Miguel

La XX Cumbre del Grupo de Río reunió, con éxito, frente a frente, por iniciativa del Presidente Dominicano, Leonel Fernández, a sus homólogos Alvaro Uribe, Rafael Correa, Hugo Chávez y Daniel Ortega, aunque el primero declinó la invitación para "conciliar ánimos" en privado. Por eso se temía que Uribe usara la gama de documentos y videos en que las FARC usarían territorio ecuatoriano y venezolano para incursionar contra el ejército colombiano. Pese a que la cumbre tenía como agenda asuntos vinculados a recursos energéticos, desarrollo regional y manejo de desastres naturales, estos pasarán a segundo plano, ante los tambores de guerra, ya sofocados.

Aunque a esa misma hora, trascendían versiones contradictorias sobre la muerte del Nº 04 del Secretariado de las FARC, según unas fuentes habría sido abatido hacen dos días por las tropas de la VIII Brigada en la zona rural de Aguadas del Ejército colombiano, entre los departamentos de Antioquia y Caldas, en el centro de Colombia, según como habría informado un desertor, aunque otras fuentes informaban que le habrían matado tres sicarios introducidos dentro de su cuerpo de seguridad. Por Iván Ríos o José Juvenal Velandia se ofrecían dos y medio millones de dólares vivo o muerto. Para cobrar la recompensa habría sido presentada a las autoridades del batallón Ayacuho, con sede en Manizales, una de sus manos cercenadas.

José Juvenal Velandia era Licenciado en Economía por la Universidad colombiana de Antioquia, y uno de los jefes más jóvenes y de mayor proyección, fue jefe militar FARC, en el Comando Conjunto Central hasta 2004, y uno de los negociadores de paz durante el Gobierno de Andrés Pastrana. Él sustituyó a 'Noel Mata Mata' en el secretariado de las FARC. Por eso estaba pedido en extradición por Estados Unidos, por los delitos de rebelión, terrorismo, tentativa de homicidio, homicidio y extorsión.

No obstante, pese a que Uribe aceptó la violación del territorio ecuatoriano y pidió perdón asumiendo personalmente toda la responsabilidad, defendió la incursión militar “para acabar con los terroristas -protegidos por sus vecinos deslealmente- allí donde se encuentren”. Chávez le recordó que esa “teoría de seguridad” sin respeto alguno por la soberanía de otras naciones era la de Bush, interesado en agravar el conflicto por el agua y el petróleo de ambas naciones.

Uribe, a su vez, juró que Norteamérica no se encontraba detrás de la “digna” respuesta del pueblo colombiano, pero es una verdad a gritos que él, con apoyo norteamericano, ha ido a la ofensiva militar, mientras las FARC ganaban la iniciativa política, aceptando un repliegue militar estratégico.

El derechista Presidente mexicano, Felipe Calderón, que toma la posta de Leonel Fernández, exigió se investigue la presencia de mexicanos en el campamento de las FARC bombardeado, porque él tenía razones para suponer que uno o varios mexicanos estaban entre las 24 personas fallecidas en el ataque donde murió Raúl Reyes. Lucía Andrea Morett, sobreviviente, con vínculos con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, fue deplorada y pidió para ella sea investigada judicialmente.