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Friday, September 28, 2007

¿Por qué USA robó y borró los pocos archivos que Tesla memorizó por cautela?

Por Facundo Bazán

Nikola Tesla, nacido en Vojna Trajina, actualmente Serbia, antes Eslovenia en Austro-Húngría, el 10 de julio de 1856, se educó en Graz, capital del estado de Estiria, vecina de Salzburgo, y segunda ciudad austriaca del país, después de Viena, y a la sazón Ciudad universitaria por excelencia desde siempre, y recientemente nombrada capital europea de la cultura en el 2003.

Hizo ingeniería eléctrica en Praga, y en 1881 trabaja para una compañía de telégrafos norteamericana instalada en Budapest; desde donde se traslada al año siguiente a París a la compañías de T. Alva Edison, donde ideó la teoría de la corriente alterna de electricidad, despertando para siempre el odio de su empleador. Desarrollaría más tarde el primer motor de inducción en 1882, y en 1884, trasladado a Nueva York, crea independientemente su propia compañía, no sin antes instalar su laboratorio en la calle Houston, a su muerte, asaltado por agentes federales para robarse todos los documentos del meteórico y genial investigador, capaz de aprovechar las propiedades de un sin número de fenómenos naturales con fines teóricos y prácticos, en una enorme multitud de campos futuristas.

En 1887 construyó el primer motor de inducción de corriente alterna. Trabajando en los laboratorios Westinhouse concibe el sistema polifásico para trasladar electricidad a largas distancias sin medio físico, a través de ondas, aprovechando las propiedades conductoras de electricidad de la ionósfera. Hazaña que consigue en 1893 ( transmitiendo energía electromagnética sin cables, siendo el primero, antes que Marconi, en construir el primer radiotransmisor ) año en que demostró en una exhibición pública en Chicago la enorme superioridad de la corriente alterna sobre la continua de Edison, desarrollándose en se mismo año la primera central hidroeléctrica en las Cataratas del Niágara, sobre la base de sus cálculos. Siempre con el apoyo financiero de George Westinghouse, la corriente alterna sustituyó a la continua. Luego, en 1891 inventó la bobina que lleva su nombre. La unidad de inducción magnética es reconocida en el Sistema Internacional de Unidades con su nombre.

En otro ángulo del aura misteriosa de nuestro personaje, cuando Tesla murió, en plena segunda guerra mundial, el Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, pasando por encima del enorme prestigio y poder de la Westinghouse Electric, intervino su despacho, sin dejar rastro de sus estudios, apuntes e investigaciones, en un hecho sin precedentes, con el evidente propósito de ocultar y apoderarse de descubrimientos que podían utilizarse para fines militares de enorme implicancia. Hasta el momento el evento permanece en secreto, y sus documento, de los que apenas si quedaron rastros indirectos, a través de su colaboración con la Westinghouse, permanecen a resguardo en algún fortín militar o político sin clasificación, pero de profuso uso en el desarrollo de tecnología de vanguardia, como lo acreditan parte de los estudios y experimentos que la propia Westinghouse más tarde asociada con el gobierno norteamericano y japonés realizan juntos ( recuérdese que la Toshiba es propietaria de la imayoría de acciones de la Westinghouse, y que en su dirección hay personajes gravitantes en el mundo como Jean-Claude Trichet, antes baluarte de la banca francesa, ahora gobernador financiero de la Unión Europea, y hombre clave del emplazamiento de estaciones de energía nuclear por el mundo entero, y centros de alta investigación ) en áreas tan vinculadas a los trabajos de Tesla, como radiaciones láser, criogenia, superconductores, holografía, transistores spin, resonancia magnética para sistemas de rastreo biológico y observación distante, paramagnones de niobio y ecuaciones de campo, en formalizaciones tan bastas, imposibles reseñarse aquí.

Muchos han intentado seguir en los últimos años su vida, su legado y su estela, pero ello es una tarea harto difícil, ya que casi no existen documentos públicos ni cátedras universitarias con los trabajos de uno de los científicos e inventores más prolíficos y originales de todos los siglos. A él se le ha relacionado, por ejemplo, con una extraña explosión ocurrida en la Siberia, en el área secreta donde ahora Rusia explota zonas mineras de valor militar estratégico.

Se sabe que dormía tres horas diarias, que no hacía planos, sino que los memorizaba para ocultarlos de todos, y que a medida que envejecía se hacía más desconfiado, como si estuviera seguro de que el gobierno le espiaba constantemente con algún invento salido de su propio arsenal para escucharle a la distancia o interferir la frecuencia de sus ondas cerebrales y husmear en sus deduciones científicas, a las que obviamente él mismo consideraba peligrosas, por sus implicancias horrorosas. Quizá por eso abandonaba, casi a diario. los hoteles donde pernoctaba ocasionalmente para esconderse de todos.

En uno de sus actos más excéntricos ( como resultado de la actualización de investigaciones realizadas durante la primera guerra mundial, sobre emisiones de radio de baja frecuencia para comunicaciones inalámbricas, usando como medio transmisor la Resonancia Schumann del espectro radioeléctrico de la Tierra, en la famosa Torre que lleva su nombre, “abandonada por falta de fondos”, y extrañamente mandada a destruir en esa misma época, no por James S. Warden, su financista y mentor, sino por el gobierno norteamericano ) convocó, ya muy anciano, a la prensa neoyorquina, absolutamente convencido de que como los marcianos existían era imperioso iluminar el Desierto de Sahara, para que estos comprobaran que a la Tierra la habitaban seres nteligentes.

En sus últimos años vivió como huraño, desconfiando del gobierno que lo acogió, pero del que siempre sospechó quería robarle los secretos para la producción de energía bajada del éter o energía universal, de costos tan bajos que le darían a USA una supremacía difícil de desafiar por siglos. Para confirmar sus sospechas, algunas de sus teorías y descubrimiento habrían sido ocultados por las grandes potencias y multinacionales para proteger las patentes tecnológicas de sus primitivas empresas y los escuálidos y egoístas beneficios de su especulación mediocre. Hoy sus inventos son torcidos en secreto para causar terremotos y enfermedades mentales colectivas.

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