Quién llenará el hueco para salvar al resto?
Por Facundo Bazán
A la luz del comportamiento y las tendencias de la economía mundial en los últimos años, ¿podrá seguirse ocultando más que, estrépitosa o amortiguada, la caída recesiva de Estados Unidos será en breve no sólo inocultable sino calamitosa para el mundo entero?
¿Podrán los países y las instituciones del mundo seguir siendo usados como colchón o escudo para encubrir el enorme déficit de las aventuras norteamericanas, montadas para manipular intencionalmente el precio del petróleo, especular y favorecer a algunas cuantas de ellas, y aprovechar parasitariamente el juego mortal del precio del crudo como uno de los principales componentes del costo de producción y de reproducción mundiales, en una suerte de renta sobre la riqueza potencial del subsuelo del que sus transnacionales y sus aliadas son dueños?
¿Podrá la Unión Europa reemplazar el rol motor norteamericano para la economía mundial? ¿Podrá bajar las altas tasas de interés sobre el dinero susceptible de ser prestado para inversión, que frenan su crecimiento en un contexto fiscal además restrictivo?
¿Podría Japón, por sí mismo, dado los índices de su casi largo estancamiento o crecimiento pasivo de su producción, pívotear la economía mundial para convertirse a mediano plazo en su gran animador, fuera de los pocos renglones tecnológicos explotados por ellos hoy?
¿Podría, acaso, China, de envidiable crecimiento comprar más materia primas sin la garantía de que su producción circulará a nivel mundial sin las restricciones comerciales internacionales que pesan sobre ellas hoy? ¿Podrán sus 60 millones de potenciales compradores de clase media, de entre 3,000’000,000 de habitantes chinos, y 7,000’000,000 de habitantes mundiales reemplazar la capacidad y la compulsión de consumo de los norteamericanos, como para impedir la caída de la producción mundial? ¿Podrá seguirse ocultando que el crecimiento de las exportaciones chinas en 200%, de 1994 al 2003, y al doble en los siguientes diez años, tiene en realidad su origen en exportaciones de empresas multinacionales no chinas, desde china, que producen para USA, Japón y la UE?
Todos estos problemas colisionan directamente con la escasez del agua, como producto de la contaminación mundial, efecto directo de las emisiones de los hidrocarburos que los dueños del petróleo manejan, y que casi sin esperanza ponen a consideración los países del orbe hoy en la cumbre de las Naciones Unidas. Como fuere, el desenlace de este capítulo está pronto a suceder.
Aunque el Estado norteamericano se vea forzado a retirar sus tropas de Irak, todos sabemos que USA vive parasitariamente de esa clase de cosas, se retroalimenta de su propio detritus en una escalada tanática predicha hace mucho por Marx y Marcuse. Si no es en Irak, cosa cuyo plazo no está del todo claro aún, será en Irán, Pakistán, Afganistán, o en la Amazonía, el Paraná y el Orinoco, cualquier rincón del mundo es bueno para fabricar coboyadas que estimulen la marcha fúnebre de la economía mundial.
¿Podrán los países y las instituciones del mundo seguir siendo usados como colchón o escudo para encubrir el enorme déficit de las aventuras norteamericanas, montadas para manipular intencionalmente el precio del petróleo, especular y favorecer a algunas cuantas de ellas, y aprovechar parasitariamente el juego mortal del precio del crudo como uno de los principales componentes del costo de producción y de reproducción mundiales, en una suerte de renta sobre la riqueza potencial del subsuelo del que sus transnacionales y sus aliadas son dueños?
¿Podrá la Unión Europa reemplazar el rol motor norteamericano para la economía mundial? ¿Podrá bajar las altas tasas de interés sobre el dinero susceptible de ser prestado para inversión, que frenan su crecimiento en un contexto fiscal además restrictivo?
¿Podría Japón, por sí mismo, dado los índices de su casi largo estancamiento o crecimiento pasivo de su producción, pívotear la economía mundial para convertirse a mediano plazo en su gran animador, fuera de los pocos renglones tecnológicos explotados por ellos hoy?
¿Podría, acaso, China, de envidiable crecimiento comprar más materia primas sin la garantía de que su producción circulará a nivel mundial sin las restricciones comerciales internacionales que pesan sobre ellas hoy? ¿Podrán sus 60 millones de potenciales compradores de clase media, de entre 3,000’000,000 de habitantes chinos, y 7,000’000,000 de habitantes mundiales reemplazar la capacidad y la compulsión de consumo de los norteamericanos, como para impedir la caída de la producción mundial? ¿Podrá seguirse ocultando que el crecimiento de las exportaciones chinas en 200%, de 1994 al 2003, y al doble en los siguientes diez años, tiene en realidad su origen en exportaciones de empresas multinacionales no chinas, desde china, que producen para USA, Japón y la UE?
Todos estos problemas colisionan directamente con la escasez del agua, como producto de la contaminación mundial, efecto directo de las emisiones de los hidrocarburos que los dueños del petróleo manejan, y que casi sin esperanza ponen a consideración los países del orbe hoy en la cumbre de las Naciones Unidas. Como fuere, el desenlace de este capítulo está pronto a suceder.
Aunque el Estado norteamericano se vea forzado a retirar sus tropas de Irak, todos sabemos que USA vive parasitariamente de esa clase de cosas, se retroalimenta de su propio detritus en una escalada tanática predicha hace mucho por Marx y Marcuse. Si no es en Irak, cosa cuyo plazo no está del todo claro aún, será en Irán, Pakistán, Afganistán, o en la Amazonía, el Paraná y el Orinoco, cualquier rincón del mundo es bueno para fabricar coboyadas que estimulen la marcha fúnebre de la economía mundial.
Labels: caída económica de USA, crecimiento de China, economía mundial, Irak y USA, potencias económicas
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