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Monday, September 17, 2007

¿Qué Reivindica al Pensamiento de Trotsky Hoy?

Por Facundo Bazán

De regreso, la mayor parte de la izquierda mundial, de las perversiones del stalinismo desbocado, reaparece nuevamente el pensamiento de Trotsky como referente válido para los círculos revolucionarios. A una centuria es ya crecientemente reivindicado en todas partes.

Re-tomada de Marx, la teoría de la revolución permanente, responde, desde la experiencia rusa de 1905, a la problemática de los países donde no se han podido conseguir las reivindicaciones democrático-burguesas de la modernidad : liberación y unificación nacionales, revolución agraria, etc., traicionada definitivamente la burguesía por sí misma, como durante el imperialismo, situación en que habrán de ser conquistadas -con prescindencia de la burguesía- por la alianza obrero-campesina junto a las nacionalidades oprimidas y al resto de los sectores interesados en un nuevo orden.

Su visión dialéctica, acerca del modo en que se integran los procesos internacionales tributarios de la revolución mundial por el socialismo, cobra más vigencia a la luz de la mundialización de las interrelaciones globales, y de la derrota a la que fuimos precipitados por el hipotético históricamente negado del estalinismo, consistente en considerar que el socialismo podía ser defendido triunfalmente en un solo país, sacrificando la posibilidad de replicar la revolución en los lugares en que se presentaran las condiciones para avanzar sin las burguesías, cómplices del conservadurismo, del imperialismo y del fascismo. La política internacional rusa sujetaba la dinámica de los procesos revolucionarios mundiales al tablero de sus intereses geopolíticos, en el descalabro total del que no conseguimos salir del todo aún.

Hemos aprendido con Lenin y con Trotsky que en esta época los nacionalismos pueden ser reaccionarios aunque luchen contra el imperialismo, sólo por el hecho de que luchan a la vez no sólo sin el proletariado a la cabeza, sino contra él, situándose lejos de la lucha mundial contra el sistema montado por el imperialismo. La ruta al socialismo es, por eso, ininterrumpida como lo afirmó Lenin, y permanente como lo dijo Trotsky. La revolución dentro de la revolución se justifica, incluso, como una exigencia contra el burocratismo y la restauración capitalista.

El componente internacionalista tan extraño a las luchas de hoy, comporta no sólo la presencia ineludible de la Internacional, como órgano de dirección revolucionaria mundial, sino la ayuda activa y solidaria para con los pueblos que luchan por la revolución. Igualmente válida es su lucha contra la burocratización de los partidos y de los Estados "socialistas", manifestación del restauracionismo, sin mencionar el poder reproductor de las relaciones capitalistas de la pequeña producción, que advertía Lenin.

El Programa de Transición, enfrenta hoy al imperialismo y al fascismo, sin la Internacional necesaria. Dificultad que es un compromiso superar, pese al intrincado laberinto de sus partidarios.

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