La Rebelión de Manco Inca o Manco II
Por Facundo Bazán
Manco Inca Yupanqui, también conocido como Manco Cápac II, fue el primero de los cuatro Incas de Vilcabamba; no salido del acuerdo de las panacas reales del Cusco; sin embargo fue el máximo personaje de la guerra de la reconquista inca o del Tawantinsuyo. Último hijo de Huayna Cápac.
A la muerte de este Sapa Inca Huáscar, su hermano Tupac Huallpa (erróneamente denominado "Toparpa") fue nombrado Gobernante Supremo por convención entre españoles, orejones cuzqueños y Atahualpistas. Pero su reinado se vio interrumpido por el asesinato cometido contra él por Calcuchímac, uno de los generales de Atahualpa. Dado esto, Manco Inca se presenta a los españoles y es elevado al poder con propósito de recuperar el poder del Cusco, ocupado por los quiteños de Atahualpa. Sin embargo, el joven monarca no se había percatado de las verdaderas intenciones de los españoles.
Al encuentro de Pizarro, propone astutamente una alianza para recuperar la autoridad perdida. Los españoles pretendieron usarle como "títere", pero el nuevo Inca tenía otros planes. Al comprender que no contaba con poder se rebela. Lo primero que dispone fue reorganizar su ejército, en contacto con los curacas de diferentes partes del Imperio. Paralelamente, envió a su hermano y rival en el proceso sucesorio, Huillac Umu y Paullu, junto con Diego de Almagro, a un expedición hacia Chile. De esta manera se veía libre de una lucha por el poder y disminuía el poderío de los españoles.
Cuando en abril de 1536 Manco partió del Cusco dijo que traería unas estatuas de oro para Hernando Pizarro y realizaría el gran "chaco" o caza ceremonial de vicuñas. Días después, los conquistadores enterados de que los contingentes indígenas se habían concentrado en Yucay enviaron soldados su búsqueda, pero fueron desbaratados por los nativos. Las tropas de Manco sumaban 10 mil hombres, sin contar a las mujeres que acompañaban a los combatientes. El cerco del Cusco se hizo efectivo a fines de abril o principios de mayo, con unas 200 mil personas. Un escenario importante de los enfrentamientos fue Sacsaihuaman, inicialmente en manos de los nativos. Pero, luego de seis días de combate, Sacsaihuaman fue tomada por los españoles. Muriendo gran cantidad de nativos. Según los relatos, Cahuide murió intentando desalojar a los españoles de la ciudad sagrada.
Para evitar que Francisco Pizarro enviase refuerzos o rompiese el cerco del Cusco desde fuera, coordinó un ataque a Lima. Pero, Francisco Pizarro ya había decidido una expedición a las órdenes de Gonzalo de Tapia, por la ruta de Pisco. En el ascenso anterior a Vilcashuaman, se toparon con las fuerzas del Inca cerca del río Pampas, donde se libró una sangrienta batalla con la derrota total de los españoles. Las tropas nativas siguieron su camino y arribaron a Parcos (Huancavelica), donde se las vieron con un nuevo contingente de españoles que trataban de avanzar hasta el Cusco.
Una tercera expedición enviada desde Lima por vía de Jauja fue sorprendida en Angoyacu. La ruta del Mantaro quedó despejada para los naturales a través de dos combates más: en Jauja y en Pariacaca.
El 5 de setiembre de 1536 el ejército rebelde inca, a ordenes de Quizo Yupanqui, llega a las puertas de Lima, sostienen varios encuentros con los españoles en Mama (cerca de Chosica), en Huarco (o Cañete), Mala, Chancay y en Ate. Un contingente al mando de Pedro de Lerma intentó detenerlos en las inmediaciones de Puruchuco, pero los atacantes llegaron a instalarse en los cerros que rodeaban a la Ciudad de los Reyes y comenzaron a bajar para completar el ataque. Quizo Yupanqui había sido derrotado en Pachacámac por Alonso de Alvarado, con el apoyo de tropas indígenas de diversos lugares. Perecieron los principales jefes de la ofensiva indígena: Quizo Yupanqui y Cusi Rímac.
En el Cusco, el cerco a la ciudad terminó tras nueve meses, cuando retornaron las tropas de Almagro procedentes de Chile. Entonces Manco se retira con sus fuerzas a Vilcabamba, a unas 20 o 25 leguas al norte del Cusco. Vilcabamba fue, desde Manco Inca hasta Túpac Amaru, un reducto incaico cuya capacidad de hostigar y amenazar a la sociedad colonial y sus autoridades sufrió altas y bajas. Sin embargo, entre 1540 y 1541 Manco estuvo sembrando incertidumbre en la zona de Huamanga. Por eso, en 1541 Vasco de Guevara, teniente gobernador en San Juan de la Frontera de Huamanga, dio los pasos necesarios para lograr un arreglo con el Inca y pacificar la región.
Desgraciadamente, ante la fatalidad de la viruela (que acabó con la vida de más del 30% de la población) y las sequías, tuvo que replegarse a la selva del Cusco, donde organizó una resistencia, ya sin contar con los magníficos ejércitos que lo apoyaban al inicio y que le hicieron conocer numerosas victorias ante un rival que peleaba con la ayuda de decenas de miles de aliados, provenientes de grupos rebeldes del Imperio Inca). Después de 8 meses fue derrotado. Para evitar un descalabro mayor Manco disolvió su ejército para que sus guerreros retornaran a sus comunidades y a la agricultura, siendo asesinado en 1545 por Diego de Almagro.
Pero su fracaso fue mayor que ese, pues fracasó también en su intento de formar en el espíritu de resistencia a su hijo Sayri Tupaq quien, persuadido por el entorno cusqueño, fiel a la corona española, acepta la autoridad real, viaja a Lima y acepta del Virrey algunas tierras en Yucay, Urubamba, Maras y Chinchero, actuales, donde construye su palacio y muere en 1560, envenenado por los que resistían.
A su muerte, Titu Kusi Yupanki, su hermano, asumió el poder, admitiendo los comités políticos y religiosos del Cusco y Lima, a fin de conseguir acuerdos con el Virrey. En 1568, bautizado murió cristianamente de una extraña enfermedad.
Su hermano, Tupaq Amaru, de espíritu guerrero, heredó la Borla, pero los conquistadores le vieron desde el comienzo como a un enemigo potencial, por lo que el virrey ordena su captura enviando 300 soldados al mando de Martín Hurtado de Arbieto y del capitán Martín García Oñaz de Loyola. Mas, cuando llegaron a Vilcabamba, el Inca y su familia habían huído a las profundidades del bosque. Finalmente capturado fue llevado al Cusco junto con sus seguidores, por el mismo García Oñaz de Loyola, que casaría con Beatriz Coya, sobrina de Tupaq Amaru, heredera del Marquesado de Oropesa. Sentenciado a muerte, fue decapitado ante la mirada del Virrey Toledo, el 24 de septiembre de 1572. Los restos del último miembro de la dinastía Inca dispuesto a recuperar la nación quechua fueron guardados en la Iglesia de Santo Domingo.
A la muerte de este Sapa Inca Huáscar, su hermano Tupac Huallpa (erróneamente denominado "Toparpa") fue nombrado Gobernante Supremo por convención entre españoles, orejones cuzqueños y Atahualpistas. Pero su reinado se vio interrumpido por el asesinato cometido contra él por Calcuchímac, uno de los generales de Atahualpa. Dado esto, Manco Inca se presenta a los españoles y es elevado al poder con propósito de recuperar el poder del Cusco, ocupado por los quiteños de Atahualpa. Sin embargo, el joven monarca no se había percatado de las verdaderas intenciones de los españoles.
Al encuentro de Pizarro, propone astutamente una alianza para recuperar la autoridad perdida. Los españoles pretendieron usarle como "títere", pero el nuevo Inca tenía otros planes. Al comprender que no contaba con poder se rebela. Lo primero que dispone fue reorganizar su ejército, en contacto con los curacas de diferentes partes del Imperio. Paralelamente, envió a su hermano y rival en el proceso sucesorio, Huillac Umu y Paullu, junto con Diego de Almagro, a un expedición hacia Chile. De esta manera se veía libre de una lucha por el poder y disminuía el poderío de los españoles.
Cuando en abril de 1536 Manco partió del Cusco dijo que traería unas estatuas de oro para Hernando Pizarro y realizaría el gran "chaco" o caza ceremonial de vicuñas. Días después, los conquistadores enterados de que los contingentes indígenas se habían concentrado en Yucay enviaron soldados su búsqueda, pero fueron desbaratados por los nativos. Las tropas de Manco sumaban 10 mil hombres, sin contar a las mujeres que acompañaban a los combatientes. El cerco del Cusco se hizo efectivo a fines de abril o principios de mayo, con unas 200 mil personas. Un escenario importante de los enfrentamientos fue Sacsaihuaman, inicialmente en manos de los nativos. Pero, luego de seis días de combate, Sacsaihuaman fue tomada por los españoles. Muriendo gran cantidad de nativos. Según los relatos, Cahuide murió intentando desalojar a los españoles de la ciudad sagrada.
Para evitar que Francisco Pizarro enviase refuerzos o rompiese el cerco del Cusco desde fuera, coordinó un ataque a Lima. Pero, Francisco Pizarro ya había decidido una expedición a las órdenes de Gonzalo de Tapia, por la ruta de Pisco. En el ascenso anterior a Vilcashuaman, se toparon con las fuerzas del Inca cerca del río Pampas, donde se libró una sangrienta batalla con la derrota total de los españoles. Las tropas nativas siguieron su camino y arribaron a Parcos (Huancavelica), donde se las vieron con un nuevo contingente de españoles que trataban de avanzar hasta el Cusco.
Una tercera expedición enviada desde Lima por vía de Jauja fue sorprendida en Angoyacu. La ruta del Mantaro quedó despejada para los naturales a través de dos combates más: en Jauja y en Pariacaca.
El 5 de setiembre de 1536 el ejército rebelde inca, a ordenes de Quizo Yupanqui, llega a las puertas de Lima, sostienen varios encuentros con los españoles en Mama (cerca de Chosica), en Huarco (o Cañete), Mala, Chancay y en Ate. Un contingente al mando de Pedro de Lerma intentó detenerlos en las inmediaciones de Puruchuco, pero los atacantes llegaron a instalarse en los cerros que rodeaban a la Ciudad de los Reyes y comenzaron a bajar para completar el ataque. Quizo Yupanqui había sido derrotado en Pachacámac por Alonso de Alvarado, con el apoyo de tropas indígenas de diversos lugares. Perecieron los principales jefes de la ofensiva indígena: Quizo Yupanqui y Cusi Rímac.
En el Cusco, el cerco a la ciudad terminó tras nueve meses, cuando retornaron las tropas de Almagro procedentes de Chile. Entonces Manco se retira con sus fuerzas a Vilcabamba, a unas 20 o 25 leguas al norte del Cusco. Vilcabamba fue, desde Manco Inca hasta Túpac Amaru, un reducto incaico cuya capacidad de hostigar y amenazar a la sociedad colonial y sus autoridades sufrió altas y bajas. Sin embargo, entre 1540 y 1541 Manco estuvo sembrando incertidumbre en la zona de Huamanga. Por eso, en 1541 Vasco de Guevara, teniente gobernador en San Juan de la Frontera de Huamanga, dio los pasos necesarios para lograr un arreglo con el Inca y pacificar la región.
Desgraciadamente, ante la fatalidad de la viruela (que acabó con la vida de más del 30% de la población) y las sequías, tuvo que replegarse a la selva del Cusco, donde organizó una resistencia, ya sin contar con los magníficos ejércitos que lo apoyaban al inicio y que le hicieron conocer numerosas victorias ante un rival que peleaba con la ayuda de decenas de miles de aliados, provenientes de grupos rebeldes del Imperio Inca). Después de 8 meses fue derrotado. Para evitar un descalabro mayor Manco disolvió su ejército para que sus guerreros retornaran a sus comunidades y a la agricultura, siendo asesinado en 1545 por Diego de Almagro.
Pero su fracaso fue mayor que ese, pues fracasó también en su intento de formar en el espíritu de resistencia a su hijo Sayri Tupaq quien, persuadido por el entorno cusqueño, fiel a la corona española, acepta la autoridad real, viaja a Lima y acepta del Virrey algunas tierras en Yucay, Urubamba, Maras y Chinchero, actuales, donde construye su palacio y muere en 1560, envenenado por los que resistían.
A su muerte, Titu Kusi Yupanki, su hermano, asumió el poder, admitiendo los comités políticos y religiosos del Cusco y Lima, a fin de conseguir acuerdos con el Virrey. En 1568, bautizado murió cristianamente de una extraña enfermedad.
Su hermano, Tupaq Amaru, de espíritu guerrero, heredó la Borla, pero los conquistadores le vieron desde el comienzo como a un enemigo potencial, por lo que el virrey ordena su captura enviando 300 soldados al mando de Martín Hurtado de Arbieto y del capitán Martín García Oñaz de Loyola. Mas, cuando llegaron a Vilcabamba, el Inca y su familia habían huído a las profundidades del bosque. Finalmente capturado fue llevado al Cusco junto con sus seguidores, por el mismo García Oñaz de Loyola, que casaría con Beatriz Coya, sobrina de Tupaq Amaru, heredera del Marquesado de Oropesa. Sentenciado a muerte, fue decapitado ante la mirada del Virrey Toledo, el 24 de septiembre de 1572. Los restos del último miembro de la dinastía Inca dispuesto a recuperar la nación quechua fueron guardados en la Iglesia de Santo Domingo.
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