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Sunday, September 30, 2007

Revolución y Contrarrevolución en la Historia Francesa (Capítulo I)

Por Facundo Bazán

Revolucion 1789

El absolutismo monárquico que unificaba todo el poder del estado en la figura del soberano justificaba el poder despótico, como proveniente de Dios o para la unidad del imperio o de la nación.

En el marco de una sociedad compuesta por tres clases o Estados, el despertar político del estado llano (burgueses, profesionales, empleados, mendigos, etc.), que habían ganado notoriedad económica en el marco de la Revolución Industrial, representó una amenaza para el clero y la nobleza, acostumbrados a vivir de los impuestos que aquella pagaba.

El iluminismo, que había sembrado la rebeldía contra el poder real, a partir de considerar a la razón y no a la fe como fuente del conocimiento, hizo sentir su influencia con ideas como “poder del pueblo”, “contrato social entre el pueblo y sus dirigentes”, o “igualdad natural de los hombres”, y “división de poderes”.

Ante una crisis económica, el rey francés, necesitado de fondos frescos, decidió imponer nuevos impuestos; a la burguesía, pero sabedor de su estado de agitación, decidió imponérselos a los nobles. Estos, acostumbrados al privilegio, le exigieron convoque a estados generales, con la convicción de que todo quedaría en nada. Al votarse por clase, ellos y el clero votarían juntos. La burguesía numéricamente superior exigió entonces que el voto fuera por persona. Al no ser escuchados, se separó de la reunión de los estados generales para formar su propia reunión, a la que denominó Asamblea Nacional. El 20 de junio de 1789, sus representantes juraron mantenerse unidos hasta lograr una constitución.

El 14 de julio de 1789, el pueblo de París, abrumado por el fracaso de la cosecha, el aumento de los tributos, el diezmo a la iglesia, y el pago al Señor local, por conceptos tan diversos como los de la renta del suelo, el uso del molino, la prensa de lagar, el matadero y el horno, tomaron la Bastilla con la furia incontenible del hambre, movilizados en apoyo a la Asamblea Nacional, liberando opositores y expropiando la harina almacenada y las armas de diversos regimientos. Aunque no fue un gran logro, se convirtió en un emblema.

A partir de entonces cundió la agitación social por toda Francia. No sólo fue atacada la Corona, sino las propiedades privadas, los cobradores de impuestos y los latifundios. El 4 de agosto de 1789, los diputados de la Asamblea Nacional abolieron el orden feudal, obligaron a la nobleza y al clero a pagar tributos, y liberaron a los siervos de los tributos personales que pagaban a sus Señores.

Entre el 20 y el 26 de agosto de 1789, la Asamblea Constituyente francesa proclamó los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que el Rey aceptó el 5 de octubre de 1789, estableciéndose la igualdad de los ciudadanos ante la ley y asegurándose la libertad de comercio y de propiedad.

Restauracion 1791

Dentro de la Asamblea, los burgueses más adinerados y moderados, los girondinos, eran partidarios sólo de limitar el poder del rey y de negarle el voto a los pobres, mientras los jacobinos, burgueses radicales, querían eliminar la monarquía y establecer una república democrática con voto igualitario para todas las clases.

La Constitución, dictada el 3 de septiembre de 1791, consagró el triunfo girondino, estableciendo un gobierno monárquico parlamentario consagrado por el voto de quienes pagaban impuestos.

En 1792 Francia debió ir a la guerra para defenderse de las monarquías austriaca y prusiana, que sentían seriamente amenazadas sus monarquías por las nuevas ideas democráticas surgidas con la revolución.

Terror 1792

Entre 1792 y 1794, los jacobinos liderados por Robespierre y por Danton, con ayuda de los Sans Culottes, trabajadores urbanos, tomaron el poder, imponiendo un gobierno que comenzó por la decapitación del rey y su familia, continuó con la de los sacerdotes y la nobleza, y abarcó a los propios líderes revolucionarios, acusados de aspirar a una dictadura personal.

Directorio 1794
En 1794, los girondinos dieron un golpe de estado contra los jacobinos. Un Poder Ejecutivo, compuesto por cinco miembros apoyados en el poder militar admitieron el voto censitario, o voto de las clases adineradas.

Napoleón 1799 e Imperio 1808

El pueblo no aceptó al nuevo gobierno y no cesó de atacarlo. Las derrotas ante Austria y Prusia le hicieron perder prestigio y lo llevaron a su decadencia. Napoleón comenzó a vislumbrarse como la alternativa para lograr la estabilidad. Dio un golpe de estado y fue nombrado Cónsul Vitalicio, y luego emperador por decisión plebiscitaria, y en presencia del Papa.

De 1804 a 1810 sancionó los códigos civil, comercial, criminal, y penal. Nombró y digitó desde París a todos los prefectos y alcaldes de los gobiernos locales. Firmó el Concordato con la Iglesia Católica, por el que ésta se hacía religión oficial, y controló las jerarquías eclesiásticas locales por el Estado. Desarrolló un imperialismo cesarista, derrotó a Austria, Prusia e Italia, invadió a Portugal y a España; y fue derrotado por el frío en Rusia, y acosado por la Santa Alianza cocinada por Rusia, Austria y Prusia. Abdicó, conservando el título de Emperador. La monarquía recobró el poder a favor de Luis XVIII, hasta marzo de 1815, en que Napoleón retornó para ser derrotado en Waterloo y desterrado a Santa Elena, donde falleció en 1821.

Aunque el proceso de la Revolución Francesa no había logrado el éxito politico esperado, dada la reinstalación del régimen monárquico, pudo en el plano de las ideas sembrar sus principios.

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