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Thursday, October 04, 2007

Las Burguesías Nativas y los Sueños de la Lechera

Por Facundo Bazán

El “nuevo orden mundial” basado en el comercio unilateral promovido por la OMC, que no logra concretar del todo, por la resistencia de algunos pueblos latinoamericanos, es condición necesaria para dirimir la contienda inter-imperialista por una nueva repartija de mercados y la delimitación de espacios geopolíticos para inversiones preferentes.

Antes y después de cada guerra mundial, el capitalismo apeló a relanzar su economía por la salida comercial mundial, con negociaciones la más de las veces compulsivas. Así transcurren planetariamente desde siempre los acuerdos bilaterales entre una parte fuerte y otra débil, o los suscritos multilateralmente entre muchas partes vulnerables frente a una hegemónica. Así fueron históricamente las negociaciones transcurridas entre los Estados absolutistas para proteger sus monopolios en las colonias, así fueron cuando los novísimos Estados liberales usaron una serie de estratagemas para promover y facilitar a sus empresas de bandera escenarios ventajosos en mercados ajenos a cambio de bagatelas como armas. Así es ahora cuando las transnacionales “negocian” con las administraciones serviles y corruptas de las burguesías parasitarias y subsidiarias en nuestros Estados coloniales, semi-coloniales, neo-coloniales y recolonizados, o en nuestros países “dependientes, periféricos y marginales”, “subdesarrollados o en vías de desarrollo” o como quiera llamárseles, ante los cuales organismos de fachada de las transnacionales, banca, y estados imperialistas ensayan argumentos que justifiquen ante sus víctimas la conveniencia de sus enjuagues y triquiñuelas unilaterales, revestidas de toda clase de ritualidades, formalidades y garantías escénicas.

Fracasada la estrategia multilateral seguida por la OMC en sus primeros momentos, por la aún débil resistencia de nuestros pueblos, mediatizada por la postura inconsecuente de ciertos sectores de la burguesía agraria y de la pequeña burguesía expresada en campañas ambiguas como “TLC : ASÍ, NO”, los imperialistas, las transnacionales y los órganos de la banca mundial, han vuelto a recurrir a la vieja estrategia de los tratados bilaterales con el cuentazo de que “si tu dejas que nosotros metamos nuestro enorme volumen de bienes de consumo, servicios, capital, tecnológicos, financieros, etc, en tu pequeño mercado de hecho beneficiario, nosotros a nuestra vez dejaremos entrar en el nuestro, bajo reglas fijadas por nuestra legislación, vuestros pequeños volúmenes de bienes de poca monta, para que vuestra esmirriada capacidad productiva crezca al menos en algunos sectores productivos no estratégicos”.

Esta “aurora comercial” en las relaciones asimétricas mundiales, de presunto interés para el “desarrollo” o el “crecimiento” o la “viabilidad” de nuestras naciones, es en realidad sólo de interés para las burguesías, las empresas y los Estados dispuestos a sacrificar todo el país con tal de ganar en un pequeñísimo sector productivo unos cuantas decenas de millones, con el cuento del ingreso de divisas y de la generación de empleo, mientras egresan miles de millones en materias primas, en trabajo mal barateado, y en divisas “que entran pero salen”, porque siendo generadas indistintamente por transacciones comerciales de empresas nacionales o extranjeras invariablemente se depositan en la banca internacional.

Las supuestas “cadenas o eslabonamientos productivos para la integración y la transferencia de know how” son en realidad vulgares mecanismos de intermediación y de acopio para generar mercado hacia fuera y hacia arriba. La supuesta bilateralidad es una burda engañifa para seguir acumulando capital en el mismo lado de la balanza, puesto que, qué se produce, cómo se produce, para quién se produce y cuánto se produce, nunca dejará de ser decidido por el “eslabón” que se encuentra más lejos y más alto en la escala político-económica, ésa que planifica, dirige, monitorea, controla y mangonea toda la cadena, hecha para succionar insaciablemente la savia y la vida de nuestros pueblos y del proletariado mundial.

¿Podemos esperar que nuestras naciones colonializadas salgan por el comercio de la situación en que se encuentran por la misma ruta por la que entraron en esa situación? ¿Acaso la resistencia multilateral no las entrega en el matadero de las negociaciones bilaterales que ahora llaman pomposamente TLC? ¿Podrán dejar de ser sacrificadas por sus burguesías nativas dispuestas a recoger los mendrugos que caen de la mesa de los señores que dominan el planeta entero?

¿Podrán existir o reclamarse relaciones de reciprocidad equitativa cuando la totalidad de las relaciones entre los individuos, las clases sociales, las instituciones y los Estados, están basadas en relaciones de capitulación, supremacía, subordinación, y subsidiaridad? ¿Podremos esperar que los exiguos sectores de la producción que serían supuestamente beneficiados paguen salarios internacionales abandonando los beneficiados de una flexibilidad esgrimida contra el trabajo como una medida de estímulo empresarial para áreas de promoción o de interés?

¿Podremos esperar que las ganancias por exportación queden dentro del mercado nacional a favor del trabajador y de las necesidades del desarrollo regional? ¿Podremos esperar que nuestros Estados defiendan a la Nación representada por la inmensa mayoría de los electores pobres en vez de abanderar a las burguesías dispuestas a vender su reino o el puesto del perro debajo de la mesa de sus señores por unos mendrugos resecos o un plato de lentejas?

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