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Tuesday, November 13, 2007

Sarkozy defiende reformas… "a sangre fría"

Por Facundo Bazán

A una semana de la resistencia estudiantil contra la privatización de las universidades públicas, prácticamente subastadas a las empresas privadas donantes, sin duda que la confrontación entre Sarkozy ( como implementador del último tramo neoliberal contra los pocos sectores que aún conservan intactos los derechos de etapas más favorables a los trabajadores ) es una demostración de que Francia no ha dejado de ser la coordenada mundial por donde pasan los períodos de resistencia y de revolución mundiales o los de abierta contrarrevolución. En ese sentido, el que el presidente francés eluda pronunciarse sobre la jornada de paro que hoy vive su país, y que podría prolongarse varios días más, es una evidencia de que, contra lo que él diga, las actuales huelgas de transporte, gas y electricidad son pronunciamientos en contra del modelo social europeo, como lo fue el rotundo NO a la Constitución de la UE, las luchas contra la flexibilización laboral en relación a las condiciones del primer empleo, etc.

No le sirve de nada sostener que las reformas que propugna se hayan aplicado ya en otros países, pues ese no es un argumento válido para sostener como inadmisible que la resistencia que le opone el millón seiscientos mil obreros de los servicios nacionales estratégicos, por retener derechos de jubilación que otros sectores perdieron hace rato. Por lo mismo, sostener que estando él como está -comprometido con impedir que fracasen esas reformas en Europa- está determinado a llevarlas "a su fin, con sangre fría, sin desviarse de estos objetivos", es una provocación grosera.

Los trabajadores de las empresas estatales afectadas, cuyos responsables asisten a la entrevista con el Primer Ministro, François Fillon, y los titulares de Trabajo, Xavier Bertrand, y de Transportes, Dominique Bussereau, son los de la Sociedad Nacional de Ferrocarril (SNCF), la Red de Transportes de París (RATP), Gas de Francia (GDF) y Electricidad de Francia (EDF), e incluso los miembros de la Comedia Francesa, y los pasantes. Esta arremetida neoliberal ya propició protestas unánimes de los asalariados en las calles, el 18 de octubre pasado. En ese sentido, los sindicatos son conscientes del desafío que un Gobierno impasible, decido a no cambiar letra de la reforma, les plantea mientras persiste por todos los medios contraponer al menos a la mitad del país contra de los huelguistas. El primer ministro aseveró que cada uno asume sus responsabilidades; que su Gobierno hará lo que debe sin transigir en los principios.

El ministro de Trabajo, Xavier Bertrand, como un vulgar rompehuelgas, se propuso quebrar el concepto de negociación global defendido por los sindicalistas, reuniéndose con el secretario general de la Confederación General del Trabajo, Bernard Thibault, a fin de persuadirlo de "negociar empresa por empresa". Ofrece a cambio negociar una puesta en marcha progresiva para suavizar las pérdidas de remuneración, abriendo negociaciones sobre la jubilación. Bla, blá, blá, blá, blá.

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