Clan Fujimori amenaza con guerra civil
Por Facundo Bazán
El “Clan” Fujimori, el hijo y el hermano, que hasta hace poco denunciaban como “político” el juicio contra Alberto Fujimori, ahora exigen una “solución política” a los delitos contra los derechos humanos perpetrados por éste. “Salida Política” significa para ellos, claro, que el tribunal que lo juzga no lo condene de ninguna manera, so pena de “entrar en guerra civil”.
Afirmar eso, ahora que se tensan las relaciones internacionales con Chile, Bolivia y Ecuador, no es una simple bravuconada, pues está destinada a : 1) intimidar a un partido de gobierno débil, asentado en la mayoría condicional de su triple alianza; 2) a recordarnos a todos que la presencia fujimontesinista dentro del Ejército y del Estado peruanos les permiten ciertas maniobras; y 3) a hacer señales de humo al vecino del sur, plataforma de despegue usada por Fujimori para aproximarse con riesgo calculado al territorio nacional, para unas pretensiones presidenciales que no han abandonado ni su talante re-eleccionista ni su impronta montesinista.
La imagen de “pacificador” que se pretende acuñar para Kenya Alberto es incompatible con las propias afirmaciones de Santiago Fujimori, quien admite que su hermano, quien “derrotara al terrorismo defendiendo los derechos humanos de la población”, “si de algo es culpable, es de no haber defendido los derechos humanos de los terroristas, también”. A confesión de parte, relevo de pruebas. Perdió la mejor oportunidad de quedarse callado, aunque luego haya pretendido lloriquear ridículamente y afirmar que se refería al indulto o a la aministía. Estamos seguros que sus cantinfladas agitadoras, sediciosas y golpistas deberán ser juzgadas ya mismo, primero, por su propia Cámara, y segundo por la Fiscalía y los tribunales.
Pretender a estas alturas que no existen pruebas plenas de su culpabilidad es algo que podemos entender de su abogado defensor. Pero lo que no se puede negar es que ninguno de sus seguidores puede decirse inmune a la duda razonable acerca de la no santidad de Fujimori. Ello es evidente en su marcada tendencia ética, así confesada por muchos de ellos, de que a veces es preciso -para defender a la mayoría- sacrificar ciertos detalles. Cuestión de costos versus beneficios, de fines versus medios, de procedimientos versus principios.
Si se quiere encontrar luego de tantos años el “eslabón perdido” de La Cantuta y Barrios Altos", con la clase de entorno, de régimen gobernante, de tribunal juzgador, de fiscal y del sinnúmero de casos vinculados a éstos, sin resolver, admitamos, desde ahora, que ni Martín Rivas ni Hermosa ni Montesinos señalarán directamente al culpable, en caso de ser puestos delante de él. Sus tácticas son coincidentes y no entrarán en contradicciones, es un asunto de instinto.
La amenaza de guerra civil formulada por un Congresista de la República no debe ser tomada a la ligera, debe merecer de parte de los responsables de ese Poder del Estado un juzgamiento inmediato. No puede permitirse a un Congresista hacer irresponsable e infelizmente esa clase de aseveraciones, en medio de una coyuntura tan delicada como la que vive el país.
El “Clan” Fujimori, el hijo y el hermano, que hasta hace poco denunciaban como “político” el juicio contra Alberto Fujimori, ahora exigen una “solución política” a los delitos contra los derechos humanos perpetrados por éste. “Salida Política” significa para ellos, claro, que el tribunal que lo juzga no lo condene de ninguna manera, so pena de “entrar en guerra civil”.
Afirmar eso, ahora que se tensan las relaciones internacionales con Chile, Bolivia y Ecuador, no es una simple bravuconada, pues está destinada a : 1) intimidar a un partido de gobierno débil, asentado en la mayoría condicional de su triple alianza; 2) a recordarnos a todos que la presencia fujimontesinista dentro del Ejército y del Estado peruanos les permiten ciertas maniobras; y 3) a hacer señales de humo al vecino del sur, plataforma de despegue usada por Fujimori para aproximarse con riesgo calculado al territorio nacional, para unas pretensiones presidenciales que no han abandonado ni su talante re-eleccionista ni su impronta montesinista.
La imagen de “pacificador” que se pretende acuñar para Kenya Alberto es incompatible con las propias afirmaciones de Santiago Fujimori, quien admite que su hermano, quien “derrotara al terrorismo defendiendo los derechos humanos de la población”, “si de algo es culpable, es de no haber defendido los derechos humanos de los terroristas, también”. A confesión de parte, relevo de pruebas. Perdió la mejor oportunidad de quedarse callado, aunque luego haya pretendido lloriquear ridículamente y afirmar que se refería al indulto o a la aministía. Estamos seguros que sus cantinfladas agitadoras, sediciosas y golpistas deberán ser juzgadas ya mismo, primero, por su propia Cámara, y segundo por la Fiscalía y los tribunales.
Pretender a estas alturas que no existen pruebas plenas de su culpabilidad es algo que podemos entender de su abogado defensor. Pero lo que no se puede negar es que ninguno de sus seguidores puede decirse inmune a la duda razonable acerca de la no santidad de Fujimori. Ello es evidente en su marcada tendencia ética, así confesada por muchos de ellos, de que a veces es preciso -para defender a la mayoría- sacrificar ciertos detalles. Cuestión de costos versus beneficios, de fines versus medios, de procedimientos versus principios.
Si se quiere encontrar luego de tantos años el “eslabón perdido” de La Cantuta y Barrios Altos", con la clase de entorno, de régimen gobernante, de tribunal juzgador, de fiscal y del sinnúmero de casos vinculados a éstos, sin resolver, admitamos, desde ahora, que ni Martín Rivas ni Hermosa ni Montesinos señalarán directamente al culpable, en caso de ser puestos delante de él. Sus tácticas son coincidentes y no entrarán en contradicciones, es un asunto de instinto.
La amenaza de guerra civil formulada por un Congresista de la República no debe ser tomada a la ligera, debe merecer de parte de los responsables de ese Poder del Estado un juzgamiento inmediato. No puede permitirse a un Congresista hacer irresponsable e infelizmente esa clase de aseveraciones, en medio de una coyuntura tan delicada como la que vive el país.
Labels: amenaza de guerra civil, coyuntura tensa con Chile, juicio Fujimori, presencia fujimontesinista en el ejército y el Estado
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