¿Depender de los Recursos de los Vecinos o asaltarles?
A Propósito de los Efectos del Calentamiento Global y la Sequía Chilena
Por Belinda Chang
Alarma en la zona rural chilena, miles de personas ya empezaron a sentir los efectos del calentamiento global, pues han empezado a ser abastecidas por camiones cisterna, ya que los pozos usados hasta ahora se secaron y los caudales de los ríos disminuyeron preocupantemente.
El Gobierno ha destinado 100 millones de dólares devaluados, para paliar los estragos de la sequía en la agricultura, pero ello equivale en la práctica a subsidiar la producción de alimentos, cerrándoles las puertas a sus productos en los mercados vecinos y mundiales, y empujando la espiral inflacionaria arriba de 5 %. Al aceptar que los embalses y los ríos están muy por debajo de sus niveles históricos, se anuncia que los efectos de la sequía se sentirán hasta el 2009 en lo relativo a la producción de energía eléctrica y la agricultura, justo cuando el crecimiento chileno plantea necesidades de mayores recursos en general, pero hídricos y energéticos en particular.
En esta sequía, calificada como la más dura de los últimos 100 años, Chile no puede depender de la información meteorológica actual para predecir el fin de La Niña, supuestamente el causante de la sequía, dado que la variable del calentamiento global ha relativizado mucho el valor de las predicciones climatológicas, sólo útiles cuando hay comportamientos regulares, que no es ya el caso.
Las élites gobernantes preparan las condiciones para asumir el déficit o proponer medidas de restricción duras y antipopulares. Asumir un plan agresivo de inversiones por endeudamiento internacional para profundizar los pozos actuales, a sabiendas de que es muy caro y no es muy seguro que no se sequen, resulta tan absurdo como pretender desalinizar el agua del mar. Tampoco le gusta al Gobierno aceptar la perspectiva de depender de los recursos que los vecinos querrán vender caros, para peermitirle a Chile aprovisionarse de energía y agua para agricultura, consumos industrial y humano. Es más fácil para el orgullo de la burguesía chilena chilenizar a las poblaciones adyacentes con la finalidad de promover referéndums para que los recursos cambien de jurisdicción por voluntad “popular”, abriéndose paso a los recursos hídricos y gasíferos que poseen Bolivia, Perú y Argentina. ¿Será que harán esto o aquello?
Por Belinda Chang
Alarma en la zona rural chilena, miles de personas ya empezaron a sentir los efectos del calentamiento global, pues han empezado a ser abastecidas por camiones cisterna, ya que los pozos usados hasta ahora se secaron y los caudales de los ríos disminuyeron preocupantemente.
El Gobierno ha destinado 100 millones de dólares devaluados, para paliar los estragos de la sequía en la agricultura, pero ello equivale en la práctica a subsidiar la producción de alimentos, cerrándoles las puertas a sus productos en los mercados vecinos y mundiales, y empujando la espiral inflacionaria arriba de 5 %. Al aceptar que los embalses y los ríos están muy por debajo de sus niveles históricos, se anuncia que los efectos de la sequía se sentirán hasta el 2009 en lo relativo a la producción de energía eléctrica y la agricultura, justo cuando el crecimiento chileno plantea necesidades de mayores recursos en general, pero hídricos y energéticos en particular.
En esta sequía, calificada como la más dura de los últimos 100 años, Chile no puede depender de la información meteorológica actual para predecir el fin de La Niña, supuestamente el causante de la sequía, dado que la variable del calentamiento global ha relativizado mucho el valor de las predicciones climatológicas, sólo útiles cuando hay comportamientos regulares, que no es ya el caso.
Las élites gobernantes preparan las condiciones para asumir el déficit o proponer medidas de restricción duras y antipopulares. Asumir un plan agresivo de inversiones por endeudamiento internacional para profundizar los pozos actuales, a sabiendas de que es muy caro y no es muy seguro que no se sequen, resulta tan absurdo como pretender desalinizar el agua del mar. Tampoco le gusta al Gobierno aceptar la perspectiva de depender de los recursos que los vecinos querrán vender caros, para peermitirle a Chile aprovisionarse de energía y agua para agricultura, consumos industrial y humano. Es más fácil para el orgullo de la burguesía chilena chilenizar a las poblaciones adyacentes con la finalidad de promover referéndums para que los recursos cambien de jurisdicción por voluntad “popular”, abriéndose paso a los recursos hídricos y gasíferos que poseen Bolivia, Perú y Argentina. ¿Será que harán esto o aquello?
posted by -- HOJA OBRERA -- at 9:58 AM
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