¿ Por qué No Firmar CONVEMAR ?
Por Julia Rojas
Por si el gobierno aprista pretendiera negociar el milenario Mar de los Mochicas y Paracas en que navegaron Naylamp y Takaynamo, y ceder por puro cálculo económico el escenario glorioso en que Grau y Gálvez inmolaron sus vidas contra la invasión patria, analicemos un conjunto de razones por las que CONVEMAR es inviable y no debe suscribirla el Estado..
La delimitación de las 200 millas está fundamentada científicamente en la configuración que la Corriente de Humboldt da a nuestra geología, climatología y biología como parte de su unidad indisoluble, razón de la que deriva el envidiable esplendor del litoral que las abarca indivisiblemente en toda su extensión y calidad benéfica, como uno de los más importantes caladeros pesqueros del planeta.
En segundo lugar, desde el aspecto histórico la soberanía y jurisdicción sobre estas millas se proclamó ante el mundo en 1947, por el Presidente y jurista Dr. José Luís Bustamante y Rivero, y ha sido recogida sucesivamente por las constituciones de 1979 y 1993. Abriéndole las puertas al reconocimiento universal indubitable, de estrecha vinculación ancestral con el territorio determinado por la extensión de la Corriente Peruana de 200 millas de ancho, y cuyo derecho posesorio fluye de esa realidad.
Porque desde el punto de vista económico nada ni nadie podría hacernos renunciar o negociar la cesión del mar más rico del mundo en pesquería, el único que puede producir cada año 15 millones de toneladas de biomasa, con 11 cuencas petrolíferas y gasiferas a lo largo de la costa, con ingentes riquezas minera aún por explotar en su lecho y subsuelo, concentrando el 60% de todos los recursos mineros de los fondos marinos de todo el mundo. Es este el meollo de la codicia de las burguesías de las potencias vecinas ahítas de riquezas que sólo lograran si se ratifica la firma de CONVEMAR.
No podrán seducirnos con una hipotética participación, más allá de las 200 millas, en alta mar y fondos marinos porque esa zona es “PATRIMONIO COMÚN DE LA HUMANIDAD”, y en consecuencia, cuando la ocasión llegue, dentro de 50 ó 100 años, tendremos que luchar para compartir una tajada de esos recursos con países poderosos por un mendrugo en extinción. En alta mar no hay nada que pudiéramos codiciar y que no tengamos ya en nuestro mar territorial.
Ni siquiera valdría ensayarlo para solucionar el supuesto problema de DELIMITACIÓN MARÍTIMA CON CHILE, pues Chile al ratificar la firma para adherirse a este Tratado hizo una RESERVA que consiste en no tocar por ningún medio problemas de delimitación marítima; con lo que Chile reconoce que no tiene problemas con Perú.
El problema de la LÍENEA EQUIDISTANTE es un principio universalmente reconocido por lo que la proporcionalidad del mar es alícuota entre las naciones adyacentes. No hay allí nada que temer, a no ser la fuerza de la invasión, la del chantaje político, la de la seducción económica a la que puede ceder la burguesía vendepatria y los gobiernos de turno.
Por los fundamentos dados y el de los intereses de las generaciones que vendrán, la única respuesta posible y consecuente a CONVEMAR es un rotundo ¡ NO !
Por si el gobierno aprista pretendiera negociar el milenario Mar de los Mochicas y Paracas en que navegaron Naylamp y Takaynamo, y ceder por puro cálculo económico el escenario glorioso en que Grau y Gálvez inmolaron sus vidas contra la invasión patria, analicemos un conjunto de razones por las que CONVEMAR es inviable y no debe suscribirla el Estado..
La delimitación de las 200 millas está fundamentada científicamente en la configuración que la Corriente de Humboldt da a nuestra geología, climatología y biología como parte de su unidad indisoluble, razón de la que deriva el envidiable esplendor del litoral que las abarca indivisiblemente en toda su extensión y calidad benéfica, como uno de los más importantes caladeros pesqueros del planeta.
En segundo lugar, desde el aspecto histórico la soberanía y jurisdicción sobre estas millas se proclamó ante el mundo en 1947, por el Presidente y jurista Dr. José Luís Bustamante y Rivero, y ha sido recogida sucesivamente por las constituciones de 1979 y 1993. Abriéndole las puertas al reconocimiento universal indubitable, de estrecha vinculación ancestral con el territorio determinado por la extensión de la Corriente Peruana de 200 millas de ancho, y cuyo derecho posesorio fluye de esa realidad.
Porque desde el punto de vista económico nada ni nadie podría hacernos renunciar o negociar la cesión del mar más rico del mundo en pesquería, el único que puede producir cada año 15 millones de toneladas de biomasa, con 11 cuencas petrolíferas y gasiferas a lo largo de la costa, con ingentes riquezas minera aún por explotar en su lecho y subsuelo, concentrando el 60% de todos los recursos mineros de los fondos marinos de todo el mundo. Es este el meollo de la codicia de las burguesías de las potencias vecinas ahítas de riquezas que sólo lograran si se ratifica la firma de CONVEMAR.
No podrán seducirnos con una hipotética participación, más allá de las 200 millas, en alta mar y fondos marinos porque esa zona es “PATRIMONIO COMÚN DE LA HUMANIDAD”, y en consecuencia, cuando la ocasión llegue, dentro de 50 ó 100 años, tendremos que luchar para compartir una tajada de esos recursos con países poderosos por un mendrugo en extinción. En alta mar no hay nada que pudiéramos codiciar y que no tengamos ya en nuestro mar territorial.
Ni siquiera valdría ensayarlo para solucionar el supuesto problema de DELIMITACIÓN MARÍTIMA CON CHILE, pues Chile al ratificar la firma para adherirse a este Tratado hizo una RESERVA que consiste en no tocar por ningún medio problemas de delimitación marítima; con lo que Chile reconoce que no tiene problemas con Perú.
El problema de la LÍENEA EQUIDISTANTE es un principio universalmente reconocido por lo que la proporcionalidad del mar es alícuota entre las naciones adyacentes. No hay allí nada que temer, a no ser la fuerza de la invasión, la del chantaje político, la de la seducción económica a la que puede ceder la burguesía vendepatria y los gobiernos de turno.
Por los fundamentos dados y el de los intereses de las generaciones que vendrán, la única respuesta posible y consecuente a CONVEMAR es un rotundo ¡ NO !
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