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Sunday, November 25, 2007

Y ahora, Perú es el País de las Maravillas….

Por Belinda Chang

¿ No es extraño que justo ahora que el inefable Ministro de Economía, Carranza, introduce en su discurso presupuestal ante el Congreso una advertencia sobre el fin de los buenos tiempos ( debido a la caída minera y al precio del petróleo y otros derivados del desplome internacional ) Oppenheimer y Marcelo M. Giugale, del Banco Mundial, postulen al Perú como la futura Niña Bonita de Latinoamericana, para pontificar sobre los efectos benéficos que tendría el TLC-USA para nuestros próximos 20 años ? ¿ No es curioso que quieren vendernos la descabellada idea de que las clases gobernantes de Perú habría desarrollado la presunta habilidad de lograr el balance perfecto entre la eficiencia económica, la solidaridad social y la factibilidad política, sin necesidad de acabar con la corrupción de sus politicastros, la violencia de sus estructuras, y la incertidumbre de unas instituciones que no logran ser realmente democráticas ?

Recién reconocen estos señorones que Chile deberá despertar del espejismo de prosperidad proyectado por su fascismo a punta de genocidio y de pauperizar los salarios de la clase obrera chilena por décadas. El secreto mejor guardado de su democracia es que su burguesía redujo la pobreza, de un 40 por ciento a un 15 por ciento, luego de más de tres décadas, derramando la sangre de esos pobres. He ahí por qué son capaces de conciliar casi todos, cristianos, neoliberales y socialdemócratas, bajo las banderas del proyecto fascio-nacionalista y bajo la sombra tutelar y omnipresente de la gendarmería pinochetista.

Pero llega la hora de la realidad : ¿ cómo hará su burguesía para solucionar los problemas de las restricciones hídricas y energéticas, derivadas de su limitación geopolítica ? ¿ Usará más estratagemas diplomáticas, como las de entregar a Fujimori a cambio del TLC con Perú, o la de firmar solapadamente CONVEMAR para hacerse con un mar que codicia, o la de comprar agresivamente la totalidad del gas peruano-boliviano que salga entre el sur peruano y su frontera norte ? ¿ Desplegará su capacidad militar para que sus vecinos le brinden, por las buenas o por las malas, lo necesario para mover su aparato económico al ritmo de antes ? Veremos si los marxistas en Chile son ajenos o no al nacionalismo anti-peruano de sus burguesías.

Tampoco nos dicen que Brasil, a pesar de su aparente lentitud, avanza inexorablemente, como Estado-Pivote de USA, blandiendo su envidiable PBI, 50% del de Latinoamérica, y abriéndose paso hacia el Pacífico, devorando, a través de troncales transcontinentales, las selvas bajas que necesitan para sembrar soya transgénica y caña de azúcar para etanol, además de maderas, petróleo, gas, minería, etc., arrasando la vida de las comunidades nativas a través de Perú, con el concurso de filibusteros como los del Grupo Romero y de las empresas encargadas de construirles los corredores camineros y portuarios, como los que construye y gerencia TICSUR, del Grupo Romero, en Ilo y Bayóvar.

Supuestamente, entre las mejores cifras macro-económicas que Perú exhibe está la del aumento de la inversión extranjera directa en 400 %, de $810 millones en el 2000 a $3,500 millones en el 2007, que ahora el régimen fascista espanta al insistir en el asunto del rebrote terrorista para contener la recomposición de los organismos gremiales y populares, y que Carranza apuntala con el conjunto de sus proyecciones presupuestales para reafirmar la austeridad con que García debutó en su segundo gobierno, y que ahora aumentará, al anunciar que el crecimiento del 8 % de los últimos 8 años bajará optimistamente al 6 %, pero realistamente a menos del 4 %, reduciendo drásticamente los recursos disponibles para gobiernos regionales, programas contra la pobreza y la desnutrición y educación y salud. Subsecuentemente, a ello se suma el bache que provocará no la disminución del volumen de las exportaciones mineras sino el de sus precios, seguido de la tardía entrada en vigencia del TLC-USA, para el rubro de las exportaciones no tradicionales, agrícolas y textiles. Así, pues, la pobreza no caerá en el resto de su mandato al 30 % que cacareaba García el 28 de julio, para disimular la inflación embalsada.

El celebrado optimismo sobre Perú se debe a que reconocen abiertamente que García continúa las políticas económicas neoliberales de su antecesor, Toledo, como éste, lo hizo con las de Fujimori. Pero esa continuidad a la que se achaca nuestro éxito también depende de que pueda mantenerse la unidad de todos los que apuntalan el neoliberalismo, APRA, UN, Sí, Cumple, UPP, PP, y parte del nacionalismo, en la perspectiva unísona de acabar con la pobreza matando a los pobres que se levantan contra ella, o comprándosela con el clientelismo y la dádiva estimulados por el Estado peruano desde los sesentas.

El proletariado de América Latina está cansado de los ciclos de auge y recesión, de expansión y destrucción de sus economías, y la de sus destinos, marcados por los hilos invisibles de la telaraña capitalista mundial, de la que no logra desasirse, y que sirve a sus grandes burguesías intermediarias y financieras, corporaciones transnacionales, a los Estados imperialistas y a las instituciones internacionales para marcar los parámetros de ubicación, expectativa, crecimiento, desarrollo, distribución y viabilidad de los Estados pro-imperialistas.

Durante estos períodos, muchos personajes, plataformas y partidos fungen de imprescindibles Protectores de la Patria, de Populismos Benefactores, o de Fascismos Salvadores, inventándose “nuevos modelos” para salir del hoyo negro de la miseria, a través del callejón oscuro del poder absoluto, corporativo o mediatizado, pero que ineluctablemente lleva al muladar del abuso y la frustración, que luego, en tono pragmático justifican y ponderan, “a la luz de los resultados macroeconómicos y del sano sentido común”, como el inevitable y precioso valor de las víctimas sacrificadas para salir de la pobreza, como dicen ahora los fantoches de América Latina, desde la extrema derecha, de Uribe y García, a la “izquierda sensata”, de la Bachelet a Ignacio Lula, pasando por los bonapartismos en Venezuela, Ecuador y Bolivia.

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