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Monday, December 10, 2007

El Baile de Fin de Año

Por Pablo Mora

Con la ratificación del TLC Perú-USA, por el Senado norteamericano, se puso en el brasero a los que Chlimper, la gran burguesía y sus lacayos del gobierno, llaman ‘malnacidos’, esto es, a los obreros, campesinos y pequeños empresarios.

Los fachos y llorones como él no pudieron construir con eficiencia un país verdaderamente moderno : con instituciones de mediación entre Estado y Nación, con mercados internos comunicados para impedir que la sobreproducción impida la capitalización, con servicios que compensen lo que el pueblo tributa por impuestos directos e indirectos, y con sueldos que permitan al trabajador comprar lo que la industria nacional pone en el mercado nacional.

Ellos no quiebran porque : 1) los bancos no les niegan créditos; 2) les exoneran de esto y de aquello; 3) les construyen infraestructura con el dinero que ahorramos por magros intereses; 4) no cesan de recortarles sueldos y derechos a los trabajadores; 5) prefieren ser subsidiarias o acopiadoras de las transnacionales; 6) los poderes del Estado, del Ejército y de los Medios de Comunicación resuelven, reprimen y revierten las protestas de quienes luchamos por vida y dignidad; 7) unidos, no cesan de burlarse de los pobres desunidos sin estrategia y sin tácticas.

Los Chlimper son los que : entregaron México, Argentina y Brasil al imperialismo; jugaron “democráticamente” al golpe en Venezuela contra Chávez; movilizaron a las clases medias contra la constitución en Bolivia; le quisieron mover el piso a Correa en el Ecuador, y boicotearon el intercambio de presos en Colombia. Ellos inventaron la vaina esa del “capitalismo con rostro humano” en Chile, y de la “globalización inclusiva” en los foros internacionales, y los que aplauden a la vez las torturas contra los iraquíes en Guantánamo. Ellos promueven que los “marrones” seamos expulsados de gringolandia y que no cesen los intentos de asesinato contra Fidel. Esos que recuperaron el Palacio de La Moneda con Pinochet, que apoyaron a Stroessner en Paraguay, y que achicharraron a los presos del Frontón, son los mismos que dijeron que recuperarían el puerto del Callao pistola en mano, contra los estibadores, y que aplauden ahora a Bush, como si fuera el Padre del Comercio Internacional.

El año termina con los fuegos usados para aplastar las luchas diseminadas por el mundo entero contra las intervenciones militares de los imperialistas aliados, contra la flexibilización, la tugurización y la pérdida de los derechos laborales a escala global, y contra la depredación ambiental irreversible que cometen las transnacionales; pero ellos bailarán hasta el amanecer, en medio de la más seria crisis económica e institucional de las últimas décadas, como si no pasara nada, porque aún pueden trasladar a nosotras sus colonias los efectos de su quiebra, paliando los efectos de su grave y larga recesión. El petróleo que tanto querían los ha intoxicado con sus 100 dólares el barril, mientras el dólar se vino abajo, y las reservas en oro ya no sirven para impedir la quiebra de los créditos hipotecarios impagos. Empiezan a verse los efectos de la falta de agua en medio de la campaña del Banco Mundial para privatizarla, y también los efectos de los TLC’s celebrados, ante el ruidoso fracaso de la Organización Mundial del Comercio.

Al termino de un año cargado de optimismos artificiales, discursos desgastados y promesas de cambio, justicia, desarrollo y crecimiento incumplidas e incumplibles dentro del odre capitalista, hemos logrado pequeños triunfos, pero el mayor ha sido comprender que la convergencia socialista es inevitable, pese a nuestras divergencias, y que la coordinación de las luchas de gremios, frentes y gobiernos locales y regionales es el único modo de hacerse obedecer. Estemos atentos a las maniobras que vienen con el 2008. Mientras más fuerte sea la unidad antiimperialista, más fuerte la represión fascista que, con el D. Leg. 982, permite ajusticiar en el acto a quienes se movilicen por sus derechos, sin necesidad de ser sentenciados.

La desesperación de los Chlimper, Romeros y Garcías es evidente; por eso “senderizan” los conflictos sociales, adjudicándoles contenidos y formas que no tienen, a despecho de espantar al gran capital que dicen querer atraer. Estamos apenas reagrupándonos y nos quiere satanizar, pero al hacerlo le adjudican a Sendero una vigencia que no tiene. La única fuerza que puede derrotar en el terreno al putchismo senderista y al fascismo de la triple entente nacional, es el pueblo organizado y la izquierda socialista, siempre que esté dispuesta a aplicar una independencia política de clases, una verdadera línea de masas y un programa de transición.

Cuando triunfemos, el baile de los pobres inundará las calles y no terminará sino hasta que el socialismo resuelva las cinco contradicciones fundamentales de toda sociedad dividida en clases.

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