La construcción del Mundo Nuevo

Por Belinda Chang

La construcción del Mundo Nuevo, al que tenemos derecho, no puede ser realidad si convive con el Viejo Mundo, podrido, en la misma historia y el mismo espacio con sus destructores. Es imposible construirlo mientras la burguesía y el imperialismo lo destruyen constantemente.

Por eso los comunistas no nos contentamos con un “mundo mejor”. Mejorar el mundo en un solo país no basta. El Programa de los comunistas es más ambicioso que el de la burguesía y el imperialismo porque es para el proletariado del mundo; y lo queremos desde ahora, ya, aunque sea de a pocos, liberándolo pedazo a pedazo, pero ininterrumpida y permanentemente, hasta la victoria final.

La plenitud y la felicidad la alcanzamos en el proceso de jugárnoslo todo,
todo el tiempo, día a día, al lado de millones de hermanos peleando ahora por lo mismo :

porque nadie haya sin el placer del pan por la mañana,
porque nadie haya que pierda su dignidad en ningún laberinto creado por los ricos,
porque nadie haya sin el sabor del fruto del trabajo compartido con los que trabajan,
porque nadie considere que su dolor anónimo no cuenta y no tiene remedio en este mundo,
porque nadie haya que deje de ser abrazado por los demás cuando el sol brille igual para todos, porque nadie haya que deje de poner una bandera blanca cuando no queden parásitos,
porque nadie deje de ser escuchado cuando su silencio no aguante más.

Porque la revolución empieza cuando la prisión del silencio sufrido es desbordada por la verdad en alas de la razón, la voz, la palabra y la acción revolucionaria, concertada y planificada meticulosamente para la caída del enemigo mundial : la propiedad privada sobre los medios de producción, las diferencias de clase que originan las lucha entre clases, el Estado y los instrumentos que justifican la represión, la persecución, el genocidio y la guerra contra los luchadores por la igualdad y la libertad.