Fujimori Encabezó la Cadena del Colina
Chuqui, afirma que... Martin Rivas afirmaba... tenían luz verde de Fujimori.
Por Facundo Bazán
Según lo indica todo, Martin Rivas desistirá declarar contra Fujimori, tal como habíamos anticipado era de esperar. Sopesemos, entonces, qué significa que tendenciosamente el abogado del IDL, Antonio Salazar, pretenda atribuirles a los testimonios de los es miembros del Grupo Colina un carácter presuntamente uniforme, respecto de algo tan subjetivo e indemostrable como “el trato especial recibido por ellos de parte de las Fuerzas Armadas, después de acometer las ejecuciones extrajudiciales practicadas bajo la digitación y protección político-militar, pluri-institucional y mediática de la cadena de mando establecida en la guerra contra subversiva en los años 90. Todo esto, precisamente cuando Nakasaki ha logrado lo que afanosamente ha buscado desde un comienzo, es decir, que si esos testimonios no sirven para exculparle, tampoco sirvan para condenarle, por lo que ahora haciendo un giro las declara contradictorias consigo mismas y entre sí y por lo tanto ni confiables ni concluyentes.
La afirmación de que el grupo nació santo y en el camino se desvió hacia la práctica del aniquilamiento pretendió santificar su origen, justificando su creación como una necesidad nacional e histórica Pretender que en algún punto la continuidad político-militar fue rota es lo mismo que suponer que en cuerpos jerárquicos tan estructurados como el Estado y el Ejército… es posible arrancar iniciativas desde abajo o en paralelo a sus estructuras y mecanismos de dirección y de control. Escamotearnos que su origen fue nefando desde un comienzo es coincidente con lo que el abogado de la defensa insiste en demostrar desde un comienzo. Que los responsables no están arriba sino abajo no se lo cree nadie, otra cosa es que no pueda ser demostrado. Que la cadena no empezó ni en Fujimori ni en Hermosa hace de Martin Rivas un mágico y maquiavélico encantador de serpientes. Esos son cuentos chinos
Sugerir que ante la negativa de Martin Rivas no nos queda otra cosa que conformarnos con el video de Humberto Jara tan poco concluyente como él mismo durante su testimonio equivale a demostrar los crímenes sin que nadie sindique directamente al responsable político de todos esos crímenes y a sus instrumentadores militares, muchos de los cuales aún se encuentran en fases de juzgamiento. Eso es casi lo mismo que hacen quienes pretenden demostrar la responsabilidad de los genocidas con la amnistía que Fujimori se concedió a sí mismo y a los de su calaña por hechos a los que el inculpado y sus ayayeros atribuyen el papel pontifical de una sacrosanta cruzada de pacificación, ofrecida tanto a los militares como a los terroristas que se acogen a los beneficios de la confesión sincera. En jucio criminal esas inferencias no valen nada. Lo cual demuestra que este juicio ha sido pactado y preparado para que el show conduzca a la exculpación de Fujimori y su a consagración histórica como pacificador, camino de regreso al Palacio de Pizarro.
Las afirmaciones de Julio Chuqui Aguirre respecto de que Alberto Fujimori estaba enterado de las operaciones de aniquilamiento que realizaban porque un Martin Rivas -que no quiere declarar ahora- así se los decía deja todo librado al peso de un decir afirmado sobre otro decir que nadie más dice haber escuchado. Todas estrategias de demostración no son sino modalidades de una sola estrategia : demostrar que no existen pruebas concluyentes y establecer el principio del in dubio pro reo firmemente establecido. Si el único que puede implicar a todos los que participaron de la línea de mando del grupo de aniquilamiento es Martin Rivas, entonces, todo está en el aire, pues todos ellos tienen una sola salida : salir juntos.
Por Facundo Bazán
Según lo indica todo, Martin Rivas desistirá declarar contra Fujimori, tal como habíamos anticipado era de esperar. Sopesemos, entonces, qué significa que tendenciosamente el abogado del IDL, Antonio Salazar, pretenda atribuirles a los testimonios de los es miembros del Grupo Colina un carácter presuntamente uniforme, respecto de algo tan subjetivo e indemostrable como “el trato especial recibido por ellos de parte de las Fuerzas Armadas, después de acometer las ejecuciones extrajudiciales practicadas bajo la digitación y protección político-militar, pluri-institucional y mediática de la cadena de mando establecida en la guerra contra subversiva en los años 90. Todo esto, precisamente cuando Nakasaki ha logrado lo que afanosamente ha buscado desde un comienzo, es decir, que si esos testimonios no sirven para exculparle, tampoco sirvan para condenarle, por lo que ahora haciendo un giro las declara contradictorias consigo mismas y entre sí y por lo tanto ni confiables ni concluyentes.
La afirmación de que el grupo nació santo y en el camino se desvió hacia la práctica del aniquilamiento pretendió santificar su origen, justificando su creación como una necesidad nacional e histórica Pretender que en algún punto la continuidad político-militar fue rota es lo mismo que suponer que en cuerpos jerárquicos tan estructurados como el Estado y el Ejército… es posible arrancar iniciativas desde abajo o en paralelo a sus estructuras y mecanismos de dirección y de control. Escamotearnos que su origen fue nefando desde un comienzo es coincidente con lo que el abogado de la defensa insiste en demostrar desde un comienzo. Que los responsables no están arriba sino abajo no se lo cree nadie, otra cosa es que no pueda ser demostrado. Que la cadena no empezó ni en Fujimori ni en Hermosa hace de Martin Rivas un mágico y maquiavélico encantador de serpientes. Esos son cuentos chinos
Sugerir que ante la negativa de Martin Rivas no nos queda otra cosa que conformarnos con el video de Humberto Jara tan poco concluyente como él mismo durante su testimonio equivale a demostrar los crímenes sin que nadie sindique directamente al responsable político de todos esos crímenes y a sus instrumentadores militares, muchos de los cuales aún se encuentran en fases de juzgamiento. Eso es casi lo mismo que hacen quienes pretenden demostrar la responsabilidad de los genocidas con la amnistía que Fujimori se concedió a sí mismo y a los de su calaña por hechos a los que el inculpado y sus ayayeros atribuyen el papel pontifical de una sacrosanta cruzada de pacificación, ofrecida tanto a los militares como a los terroristas que se acogen a los beneficios de la confesión sincera. En jucio criminal esas inferencias no valen nada. Lo cual demuestra que este juicio ha sido pactado y preparado para que el show conduzca a la exculpación de Fujimori y su a consagración histórica como pacificador, camino de regreso al Palacio de Pizarro.
Las afirmaciones de Julio Chuqui Aguirre respecto de que Alberto Fujimori estaba enterado de las operaciones de aniquilamiento que realizaban porque un Martin Rivas -que no quiere declarar ahora- así se los decía deja todo librado al peso de un decir afirmado sobre otro decir que nadie más dice haber escuchado. Todas estrategias de demostración no son sino modalidades de una sola estrategia : demostrar que no existen pruebas concluyentes y establecer el principio del in dubio pro reo firmemente establecido. Si el único que puede implicar a todos los que participaron de la línea de mando del grupo de aniquilamiento es Martin Rivas, entonces, todo está en el aire, pues todos ellos tienen una sola salida : salir juntos.
Labels: etc, falta de pruebas, in dubio pro reo, juicio a Fujimori, patrañas de la defensa y la fiscalía
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