Frente a las colas de pan 'desobediencia civil'

Por Mónica Prieto y Yoko Nishikawa

Así como la tecnología desafió al Estado francés en las jornadas juveniles, obreras y barrilales de París y otras ciudades, esta vez volvió a desafiar al régimen títere de Egipto a principios de abril. Los mensajes por SMS, e-mail y mediante el portal Facebook llamando a la huelga llegaron de forma masiva sin que las autoridades pudiesen hacer nada para controlarlos : “Quédate en casa o únete a nosotros en los espacios públicos. No salgas a la calle. No vayas a trabajar. No vayas a clase. No abras tu tienda. Queremos salarios decentes. Queremos trabajo. Queremos dar a nuestros hijos una educación decente. Queremos un buen transporte". A esta lista se agregan demandas de sanidad, coste de las medicinas, libertades civiles, inflación y corrupción política. La sociedad egipcia ha sido convocada hoy a una jornada de huelga general o desobediencia civil para denunciar la miseria social, ejemplificada en el incesante goteo de muertos en las avalanchas que se producen en las colas del pan, que se producirán dentro de poco por el mundo entero.

Las amenazas de las fuerzas de Seguridad de reprimir las protestas parecen tener cada vez menos efecto en la empobrecida sociedad que lamentablemente, ante la transitoria ausencia de organizaciones proletarias capaces de brindar Partido, Programa y Prensa, busca refugio en la religión y en los Hermanos Musulmanes, un movimiento islamista prohibido de vasto apoyo social.

Los 'Hermanos Musulmanes' han anunciado que no participarán en la huelga –si bien las autoridades les acusan de estar detrás- aunque recuerdan el "derecho constitucional" de los egipcios de protestar para exigir mejoras. Es previsible que el paro resulte efectivo aunque no se vean grandes manifestaciones susceptibles de ser reprimidas violentamente.

Todo comenzó con la convocatoria de una huelga en la fábrica de algodón de Ghazl al Mahalla, cuyos trabajadores exigen mejoras salariales. La oposición silenciosa egipcia ha aprovechado la cita para ampliarla a toda la sociedad, que tiene motivos variados para protestar : como que El precio del pan ha aumentado un 50% desde principios de año. Sólo el pan subvencionado es asequible, pero buena parte de la población no accede a él, obligada a guardar colas durante horas interminables donde avalanchas mortales cobran a diario vidas. Al menos 50 personas han fallecido de esta forma desde principios de año, y el problema recién empieza.

Si el pan ya parece motivo suficiente para que se produzca una rebelión social, hay que sumar a ello otros factores como el que la inflación ha subido en cuatro meses un 13% y la vivienda es tan cara y tan impagable que resulta inalcanzable para la inmensa mayoría de la población. Mas ni la dimisión del primer ministro Ahmed Nazif o la de Mubarak arreglará nada si la relación entre el capital y el trabajo, y entre el Egipto colonial y la banca, las transnacionales y sus ejércitos sigue siendo la misma.

En la última semana las detenciones y las ilegalizaciones han suscitado denuncias internacionales. El pasado 1 de abril, cuando algunos seguidores fueron arrestados por pegar carteles electorales, miles de simpatizantes salieron a las calles para protestar por el veto a sus candidatos en una protesta violentamente contenida por la policía que se reprodujo al día siguiente: hubo decenas de heridos y al menos 255 militantes detenidos. Un día después, otros 51 simpatizantes del movimiento eran arrestados en diversas redadas acusados de pertenecer a ‘una organización prohibida’ mientras que el día 4 de abril se daban cuenta de 30 detenciones.

Organizaciones Pro Derechos Humanos critican la farsa de 'democracia' egipcia financiada por Estados Unidos, que envía 2.000 millones de dólares anuales por concepto de ayuda, en realidad un pago para seguir contando con el concurso egipcio contra Palestina.